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Héctor Cúper sigue sin encontrar la fórmula del éxito. El Mallorca camina por la Liga con un saco de dudas a sus espaldas y a pesar de la amplitud del vestuario, el técnico carece aún de un once tipo sobre el que apoyar todo el peso del equipo. Agotadas las cinco primeras entregas del torneo, el argentino ha presentado cinco alineaciones distintas y en ellas sólo sobresalen un puñado de elementos imprescindibles. Unos datos poco alentadores, que oscurecen aún más el futuro deportivo de los isleños. Tras arrollar a la Real Sociedad y arañarle un punto al Getafe, parecía que el Mallorca tenía casi perfilada su apuesta sobre el terreno de juego. Al margen del eterno debate de la portería, el entrenador había expuesto sus preferencias y se habían despejado varias de las incógnitas de la pizarra rojilla. Maciel le ganaba la partida a Cortés, Borja se imponía como director de juego y Arango se afianzaba como el nexo ideal entre el centro del campo y la línea atacante. Sin embargo, Cúper volvió a darle giro a sus notas y aplicó una reforma en el once ante la visita del Málaga. Farinós, que había perdido los galones tras su absurda expulsión en el Camp Nou, volvía a figurar en el círculo central y Okubo, después de mucho intentarlo, saltó al campo desde el inicio para ser el acompañante de Yordi. Fueron en cualquier caso movimientos en vano, porque no sólo no mejoró, si no que encajó la derrota más dolorosa de los últimos meses.

Un vistazo a la columna vertebral del once delata varias lagunas importantes. Para empezar, la portería. Se trata del puesto que más polémica genera y ninguno de los dos guardametas de la plantilla ha gozado de la continuidad necesaria para armarse de confianza y transmitirla a sus compañeros. En principio el elegido había sido Moyà, pero sus errores en Barcelona le condenaron y sólo la baja obligada de su compañero Prats le abrió nuevamente las puertas del equipo en Getafe. Frente al Málaga volvió el de Capdepera y también erró, por lo que está por ver si seguirá custodiando el marco en el Bernabéu o si tiene lugar el relevo.

Y es que Cúper sigue analizando los pros y los contras de cada una de las versiones del nuevo Mallorca. El triunfo terapéutico sobre la Real llegó como consecuencia de un movimientos de fichas, de un volantazo ejecutado en pleno partido. El equipo pasó del doble pivote al rombo incrementando el protagonismo de Arango y eso le reportó importantes beneficios en el aspecto atacante. Ante esa situación, todo hacía que indicar que el preparador calcaría ese dibujo, pero no fue así. La brújula fue a parar de nuevo a las manos de Farinós y emíster descubrió que no lo tiene tan claro como parecía. De hecho, en el equipo no se han asignado todavía algunos de los papeles más básicos y ese un hándicap importante a la hora de seguir progresando. Sólo la defensa parece más o menos definida y el resto de posiciones continúan aún en proceso de análisis.