Un puesto en el podio era lo que necesitaba Loeb para
proclamarse campeón del mundo, por lo que no forzó la máquina y se
limitó a asegurar su clasificación, mientras que la retirada del
noruego Petter Solberg (Subaru Impreza) le puso el triunfo en
bandeja a Gronholm.
Hay que recordar que hace quince días el francés le cedió la
victoria a Solberg para no proclamarse campeón, ante la retirada de
Gronholm en señal de duelo por la muerte del británico Michael
Park, el copiloto del estonio Markko Martin.
El dominio de Loeb esta temporada en el Mundial de rallys ha
sido total y tanto Solberg como Gronholm hace tiempo que perdieron
cualquier esperanza de poder optar al título.
«Loeb será campeón del mundo cuando quiera y como quiera»,
declaró Solberg antes del inicio del rally de Japón. Efectivamente,
Loeb se encargó de demostrar desde el primer día de competición que
su intención era cerrar el título y desde las primeras especiales
se metió en posiciones de podio, que era lo que necesitaba. El
francés no quiso arriesgar más de lo necesario y de ahí que Solberg
y Gronholm se quedaran solos en la lucha por la victoria en la
carrera.
«Para luchar por la victoria en Japón había que tomar muchos
riesgos y dada mi situación cometer un error podía haberme costado
caro, así es que preferí asegurar», declaró el campeón del
mundo.
En la penúltima especial el duelo Solberg-Gronholm se resolvió
de forma inesperada, ya que el noruego chocó contra una piedra y
dañó la suspensión y la dirección de su coche.
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