El Palma Aqua Mágica desfalleció en la prórroga de un partido
llevado al límite en todos los aspectos. La larga semana, otro
tiempo extra frente al Murcia y, por encima de todo, la aparición
de Scooter Barry y el incombustible Lamont Barnes, acabaron echando
por tierra la labor del grupo de Eloy Doce, que se descuelga del
vagón de cabeza y habilita a un León que marcó las diferencias
cuando más necesitaba el aporte de sus talentos.
La primera derrota del equipo de Son Moix (76-68) no se cocinó
hasta la prolongación. Dieron la cara a lo largo de los cuarenta
minutos, pero la excelente aplicación del manual defensivo de los
dos mejores conjuntos de la categoría en esta faceta deslució el
espectáculo. Vamos, que quien quisiera baloncesto vistoso, se podía
haber quedado en casa. Fue un choque táctico, un cara a cara entre
dos pizarras privilegiadas. Hasta ayer, las más brillantes de la
LEB.
La fuerte defensa al hombre imprimida por el Aqua Mágica en los
primeros compases y la carga de faltas de Higgins parecían inclinar
la balanza del costado balear. Pero entre Pacreu y Miller se
propusieron demarrar y conocer la capacidad de reacción de los de
Aranzana (9-14). En una fase de alternancias y diferencias que
difícilmente pasaban de los cuatro puntos, Bernabé daba un golpe de
efecto sobre la bocina con un triple de los que duelen. La defensa
al hombre planteada por el León metió en un atasco al Aqua Mágica,
con Barnes como referencia (25-21).
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