Cristiano Doni, ayer, en la ciudad deportiva de Son Bibiloni.Foto: MONSERRAT

TW
0

Carlos Román / Patricio Candia
El Mallorca ha dejado atrás la depresión que le había acompañado durante los últimos meses, al menos de momento. El equipo continúa junto al barranco y su horizonte sigue lleno de nubarrones, pero el equipo se ha concedido unos días de tregua y en una situación como la actual, cualquier avance resulta reconfortante. La plantilla disfrutó ayer de una de las jornadas más plácidas de todo el curso y a falta de que el Sevilla ponga a prueba su delicado estado de salud, el entorno confía en que el triunfo ante el Celta suponga el punto de partida hacia la permanencia y en que la irregularidad exhibida en los últimos meses desaparezca a medida que avance el calendario.

El equipo balear volvió a alojarse ayer en el sótano de la Primera división, pero las 24 horas que pasó fuera de peligro ayudaron a reconstituir la coraza del plantel y a aclarar un panorama al que los resultados le habían dado un tono demasiado oscuro. El ajustado triunfo del pasado miércoles acabó con casi cuarenta días de sequía en los que el devenir por el campeoato se había convertido en una tortura y la única victoria que reflejaba el casillero isleño hasta ese día era la goleada conseguida ante la Real Sociedad, que sólo había sido acompañada de dos tristes empates ante Getafe y Racing de Santander. Por eso, cuando Pérez Lima señaló el final del encuentro los jugadores lo celebraron como si hubiese un título en juego. Lo importante era ganar para tapar fugas y el objetivo se ha había cubierto con más oficio del que se le intuía al vestuario.

El próximo reto es también infranqueable. Para evitar que el trabajo del miércoles se pierda en la inmesidad del torneo, a la escuadra de Cúper le va a tocar aprobar una de las asignaturas que más se le han atragantado durante su historia reciente: la regularidad. No se concibe la escalada si no se puntúa en Son Moix ante el conjunto de Juande Ramos, pero además, la cita del domingo presenta una grave peligro. Todo el equipo es consciente de que otra caída como local volvería a encender los ánimos de la hinchada y podría desatar de nuevo la crisis. Y en esta ocasión podría acarrear unas consecuencias fatales.

El rostro de Cristiano Doni era el que mejor resumía ayer el sentimiento rojillo. El italiano, que se erigió en el héroe de la jornada gracias a su extraño tanto ante el Celta, desveló un curioso paralelismo entre su situación y la del equipo y reconocía que su gol ponía fin a un calvario que se había prolongado durante el último año y medio: «Ese tanto significa mucho para mí porque había estado lesionado, sin equipo y lo había pasado francamente mal durante todo este tiempo. Viví un periodo muy complicado marcado por el infortunio y apenas jugaba, y yo tengo 32 años...», señalaba el romano a la hora de analizar el noveno episodio del campeonato.

Doni añadió que «he trabajado mucho para llegar hasta aquí y esto tiene que ser el punto de partida hacia mi mejora. Sólo espero que el físico me acompañe». En esa dirección, el internacional transalpino destacaba que «me siento bien y tener que encadenar 180 minutos en pocos días me parecía muy complicado porque hacía ya mucho tiempo que no tenía que hacerlo. Me ha sorprendido positivamente mi resistencia, pero sigo pensando que lo puedo hacer mejor».

Progresar
Doni, que llegó este verano a la Isla procedente de la histórica Sampdoria, reconoció que de cara al domingo el equipo puede progresar y echó mano de la profundidad del vestuario para sostener las esperanzas del plantel a corto plazo: «Somos 22 jugadores y podemos jugar todos. Yo pienso que los que se quedan fuera del equipo son incluso más importantes que los que salen al campo. Mi experiencia me dice que es básico que esos que no juegan estén bien para salir en cualquier momento», comenta. El jugador italiano alargó sus explicaciones y recordó que a pesar de que no conoce el campeonato, «el Mallorca no tiene tan mal equipo como para estar donde estaba».

Con los ánimos renovados y el Sevilla a punto de asomarse la cabeza por Son Moix, el Mallorca va a intentar romper un maleficio que el curso pasado sólo superó cuando ya se había resignado al descenso. Y es que la última vez que se encadenaron dos triunfos fue tras vencer a Athletic (4-3) y Deportivo (0-3) en mayo de este año.