Rafael Nadal factura su equipaje en el aeropuerto de Son Sant Joan antes de emprender su largo viaje hacia Shangai.Foto: JAUME MOREY

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A una semana para que la Copa Másters monopolice el universo ATP y eche el cierre a un año inolvidable, Rafael Nadal ya vuela hacia Shangai con las miras puestas en ser el Maestro más joven de todos los tiempos y, por encima de todo, adaptarse por la vía rápida a una superfície que ha disparado las dudas sobre sus prestaciones. Plenamente recuperado de las molestias que acusaron sus rodillas a lo largo de las últimas semanas, el vigente número dos del mundo y única baza española en la Copa Másters, emprendió rumbo hacia el otro lado del planeta con China como última estación de un curso que va a tardar en olvidar. No en vano, once títulos -entre ellos Roland Garros- le permitieron poner contra las cuerdas al mismísimo Roger Federer y obtener su pasaporte para Shangai con celeridad. Estaba cantado, pero su victoria en el Grand Slam parisino acabó por certificar su acceso al club de los ocho mejores jugadores del planeta. Cargado de maletas repletas de ilusión, Nadal compareció en Son Sant Joan con rostro sonriente y el nuevo look que ha dejado atrás la cabellera más popular del Circuito ATP. Junto a él, como no, su tío y entrenador. Toni Nadal lideraba una expedición que contará con un invitado de excepción. Tal vez, una de las personas que mejor conoce a Rafael y figura de máxima confianza en su entorno.

Tomeu Salvà, su inseparable compañero de juego, con el que ha compartido horas y horas de tenis y una larga serie de éxitos en categorías inferiores, también se ha ganado su particular billete para Shangai. Será un sparring de lujo, una raqueta amiga con la que compartir el trabajo previo al arranque de la competición y sensaciones. Es la mejor muestra de que Nadal no se olvida de sus orígenes. Ha sabido agradecer la labor que en su carrera ha desempeñado Salvà y le ha obsequiado con el regalo que todo jugador ansía. Tomeu podrá codearse con los Roddick, Hewitt -estos dos son duda-, Agassi, Coria, Davydenko, Ljubicic y, como no, Federer, son sus últimos obstáculos para cerrar la temporada de la misma manera que la inició. Con ua imagen más que habitual. La que capta a Rafael Nadal Parera alzando un trofeo.

Así, su colección se ha disparado hasta doce preseas. La de Sopot y las once que ha sumado a lo largo de un 2005 de récord. Irrepetible. Brasil, Acapulco, Barcelona, Montecarlo, Roma, Montreal, París, Bastad, Madrid... Las grandes cuidades y los torneos más prestigiosos se han rendido a su piés. A los del tenista del futuro, que con la mayoría de edad aún a medio estrenar se ha ganado el respeto de los más grandes. Y ha pulverizado todos los registros que se le ponían por delante. Ahora, la Copa Másters debe ser el colofón.