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Doce jornadas han servido para culminar la ascensión hasta la cúspide de un Drac Inca que ha regresado a la LEB con un manual radicalmente opuesto al de su anterior etapa. Partido a partido, los de es Raiguer no han perdido el ritmo de los mejores. Han pasado por encima de ilustres como Tenerife, Lleida o, sin ir más lejos, el Cantabria, y ya pueden presumir de liderato en una semana ajetreada. Les espera un tramo complicado del calendario -Murcia y León-, pero la imagen de los gualdinegros les ha llevado a codearse con Palma Aqua Mágica y León. Dos de los que pueden ser sus oponentes en una Copa Príncipe de Asturias que tienen en el bolsillo.

Y lo han hecho con un baloncesto que ha vuelto a enganchar a la hinchada del Palau. Ya no son los 800 incondicionales. Se cuentan por miles los que no pierden de vista las evoluciones de un equipo con mayúsculas. Porque si de algo va sobrado el Drac es de efectivos. Ese vestuario y los resultados les han convertido en un grande de la LEB. Tanto que son los únicos que han logrado anotar más de mil puntos (1.020, con un promedio de 85 por partido), pese a ser una de las defensas que más encajan, muy por encima de sus compañeros de viaje y del resto de perseguidores: Cantabria, Bruesa o Huelva.

No ha sido un camino nada fácil. Les costó insertarse en la planta noble y ya se han adueñado del ático, pero los problemas han estado al orden del día. El plantón de Isma Torres o la lesión de Rogelio Legasa encendieron las luces de alarma. Este último firmó una recuperación prodigiosa, y con tres semanas de antelación ya estaba en la estadística. Y dejando ver un elevado nivel en defensa que, como ejemplo, cambió el rumbo del partido frente al Alerta.