Nené celebra un gol con la camiseta del Alavés.

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En una semana alterada mediáticamente por el macroproyecto de Vicenç Grande, el Mallorca regresa hoy a la tierra para mirar a los ojos de su destino. El grupo de Cúper se mira a su espejo, a un Alavés que defiende su posición en precario y que busca el primer triunfo de la temporada en su estadio. Presenta el equipo de Piterman unos números saneados a domicilio, pero famélicos en Vitoria. Aquí, con una sensación térmica que apenas superará los seis grados, afronta el equipo bermellón la contienda con la necesidad de no perder para aliviar una situación agobiante (17.00 horas, Mendizorroza). Con las plazas de descenso pisándole los talones -el equipo está sólo un punto por encima del barro-, el grupo de Cúper corre hacia la salvación, pero el camino está lleno de obstáculos y las caídas son frecuentes. Hoy, el Mallorca debe salir airoso si quiere ganarle unos metros a la agonía. El triunfo le permitiría vislumbrar en el horizonte la salida del laberinto; la derrota le deja con la soga anudada al cuello. Es un partido sin término medio.

El Mallorca de las últimas jornadas ha recuperado el tono ramplón de los primeros compases del torneo. El equipo que volteó al Celta y salió de Cádiz con los tres puntos se ha transformado en un grupo obtuso al que le cuesta moverse sobre el campo con la clarividencia necesaria para imponer su estilo. Siempre está a merced del rival y eso le ha costado más de un disgusto. El Espanyol le sacó los colores en Montjuïc y el Athletic le mandó a la lona con un solo puñetazo. La ausencia de Doni -no reaparecerá hasta enero- deja al equipo sin su mejor pelotero. Sin el italiano sobre el campo, Cúper le entregará los galones a Juan Arango, que no acaba de cuajar en el doble

pivote. En las orillas, salvo sorpresa, Cúper volverá a darle las armas a Tuni y Jonás Gutiérrez, a pesar del bajón del argentino y de la buena segunda parte de Alejandro Campano frente al Athletic. Arriba se situarán Okubo y Víctor, mientras que en la zaga, las lesiones de Potenza y Tuzzio y el ostracismo de Sergio Ballesteros, que se quedó otra vez en Palma, empujará al centro de la defensa al "Pancho" Maciel. El Mallorca quiere pasar página de lo sucedido en las dos últimas entregas. La terapia de Héctor Cúper es sencilla:mirar hacia atrás no sirve para nada. Ese es el mensaje que ha lanzado a sus jugadores y públicamente en las vísperas de un partido clave para marcar el territorio.