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El Real Mallorca va a encaminar todas sus fuerzas a cerrar definitivamente su plantilla antes de que el mercado invernal baje la persiana. La SAD isleña está buscando un delantero con el que abrochar su vestuario y que a su vez, le permita dar un salto de calidad en sus aspiraciones inmediatas. Por el momento, el nombre que ha irrumpido con más fuerza en la planta noble de Son Moix es el del internacional noruego Steffen Iversen, que actualmente se encuentra sin equipo después de finalizar su relación contractual con el Valerenga de Oslo. El atacante nórdico, que ya estuvo en la agenda del club hasta poco antes de que se cerrara el primer plazo de inscripción de jugadores, encaja en el perfil establecido por la secretaría técnica, aunque la entidad va apurar todas sus opciones por si se le presenta alguna otra oportunidad de aquí al próximo 30 de enero.

El principal problema con el que se ha topado el Mallorca es que los jugadores interesantes brillan en estos momentos por su ausencia. La entidad se ha acercado en alguna que otra ocasión al mercado francés y ha tenido la ocasión de comprobar que las cifras que allí se manejan son desorbitadas, por lo que futbolistas como el suizo Alexander Frei (Rennes), muy del agrado del técnico, están casi descartados. Por si fuera poco, el Mallorca lleva mucho tiempo estacando en los suburbios de la Liga y su imagen lejos de nuestras fronteras y empieza a estar deteriorada. Los ejemplos vividos recientemente tras las negativas de jugadores como Pandiani han demostrado que el club no lo va a tener nada fácil para incorporar a hombres de prestigio a su proyecto.

El hecho de que Iversen se encuentre libre (ha trabajado con el Portsmouth ultimamente en busca de una posible salida), sobre todo teniendo en cuenta las conversaciones mantenidas el pasado verano, le ha allanado muchísimo el camino a la escuadra insular, que pretende paliar su déficit goleador con un jugador experto y contrastado. En este caso, el club no está dispuesto a contemplar ninguna opción de futuro y pretende que el último jugador que recale en la caseta se incorpore al grupo a pleno rendimiento desde el primer día, sin la necesidad de trabajar a un ritmo diferente al del resto o sin tener que soportar los incómodos procesos de adaptación que viven los sudamericanos. A su vez, otro de los requisitos es que debe ser un jugador contrastado, con un peso mínimo en el escaparate internacional. Por todo ello, el Mallorca está dispuesto a realizar un nuevo esfuerzo en forma de inversión y va a estudiar a fondo cada uno de sus movimientos. Antes de sellar el fichaje de Iversen tienen que haberse descartado del todo las opciones más importantes y tiene que estar muy claro que el noruego le vaya a aportar al equipo lo que ahora mismo necesita.

El ariete noruego, que fue el autor de aquel gol que puso contra las cuerdas a España en la Eurocopa del 2000 tras un gazapo de Molina, se crió en la cantera del Rosenborg, con el que firmó 18 goles en 50 partidos antes de poner rumbo al fútbol inglés. Fichó por el Tottenham Hotspur en el verano de 1996 y en tierras inglesas permaneció durante siete temporadas, durante las cuales acumuló un total de 143 encuentros y 36 goles. En el 2003 se marchó al Wolverhampton, con 4 goles en 16 encuentros, para regresar el año pasado al fútbol noruego, concretamente al Valerenga. Anotó 11 goles en 29 partidos y el pasado mes de noviembre obtuvo la carta de libertad que ahora le permitirá gestionar su futuro sin ataduras. Ha defendido la camiseta de su país en 55 ocasiones y la ha puesto la rúbrica a 12 tantos.

Por otra parte, ayer se confirmó que el central portugés Beto, que estuvo muy cerca de fichar por el Mallorca la semana pasada, se ha comprometido con el Girondins de Burdeos para las próximas dos temporadas y media. El cuadro francés, que se encuentra en segunda posición de la tabla por detrás del Lyon, presentó ayer este refuerzo con el que pretende blindarse frente cualquier baja que se pudiera producir en la parte central de la defensa. El internacional justificó su cambio de equipo alegando que se sentía marginado por el entrenador del Sporting, Paulo Bento, que desde el mes de octubre lo había relegado al banquillo. Beto explicó que quería cambiar de aires después de diez años y que le habían dado buenas referencias del Girondins.