Héctor Raúl Cúper ha decidido alzar la voz y exponer su visión más
particular de la crisis que sufre el Mallorca. Después de
monopolizar toda el protagonismo de la semana y absorber casi todas
las críticas que se han vertido ultimamente sobre el equipo, el
entrenador argentino solicitó ayer el turno de palabra y repasó,
uno por uno, todos los puntos calientes de la actualidad rojilla.
Sin elevar demasiado el tono de su discurso pero diferenciando muy
claramente sus líneas de actuación, el de Chabas reconoció la
dificultad de la misión que tiene entre manos y advirtió que va a
volcar todas sus fuerzas en evitar el triunfo de los que se han
posicionado en su contra: «Vamos a ir contra aquellos que nos
peguen y contra los que no tengan esperanza, por lo menos, para no
darles la razón».
El de Getafe no será un partido más para el conjunto balear y la
de ayer tampoco fue una rueda de prensa más del preparador
sudamericano. Probablemente alertado por el delicado estado de
salud de su grupo y por la importancia de los puntos que habrá en
juego ante los madrileños, Cúper inició su intervención ante los
medios con una especie monólogo de más de cinco minutos de duración
en el que fue desgranando los aspectos que más le preocupan y
aquellos que más le han marcado a lo largo de los últimos días.
Logicamente, uno de los más destacados tenía que ver con el voto de
confianza que le concedió publicamente Vicenç Grande, un gesto que,
según el técnico, favorecerá la escalada de su plantilla: «El
presidente ha hablado con los jugadores y conmigo y ha sido muy
claro. Dio sus argumentos, ha pedido cosas y ahí está también
nuestro compromiso para sacar esto adelante. Ahora hay que llevarlo
todo al interior del campo y ganar un partido». Cúper fue más allá
y recordó que se siente muy respaldado después de que el presidente
dejara las cosas claras: «Lo que hizo es algo muy digno y no es
fácil encontrar ese tipo de apoyo. Grande ha sido muy directo y muy
concreto y eso es lo que me gusta, porque además sé que lo dice
convencido. Normalmente, cuando un presidente dice lo que él dijo,
el entrenador es destituido poco después, pero no pienso que éste
sea el caso», matizaba.
Más allá de su continuidad al frente del proyecto y de su
situación en el club, Cúper centró buena parte de su parlamento en
la próxima cita del Mallorca, en la que el triunfo se ha hecho ya
imprescindible: «Tenemos que ganar, deberíamos haber ganado el
domingo pasado y llevamos así ya varias semanas... Ya no sólo
tenemos la obligación moral de sumar, sino también la obligación
deportiva absoluta porque ya no tenemos mucho más margen. Los
tiempos se acortan y no podemos vivir angustiados como en otros
momentos. El año pasado completamos una resurrección y esta
temporada estamos en una situación parecida aunque anticipada, ya
que todavía faltan quince partidos y estamos sólo a dos puntos.
Deberemos repetir la campaña del curso anterior. Un empate ahora
mismo no sabe a nada», agregaba. En cualquier caso, el entrenador
mallorquinista destacó que no le había desagradado la actuación de
sus jugadores en Anoeta y que esa actitud positiva puede sacarle de
agujero en un futuro a corto plazo: «Más allá de vencer, que es lo
que finalmente sirve, creo que tenemos que llegar a imponernos a
través de una imagen. Voy a defender a este equipo como muchas de
las veces que hemos perdido y sigo pensando que la sensación que
damos no es mala. Es cierto que no ganamos y que eso es lo que
vale, pero si mantenemos una calidad de juego como la del otro día,
seguro que tenemos más posibilidades de éxito».
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