TW
0

No son días fáciles para Eloy Doce. El cese del técnico asturiano ha supuesto el final de su ciclo en el Aqua Mágica, y tiene tiempo para recordar que estas circunstancias «no son plato de buen gusto, y más cuando crees que todo va bien». Su vida personal seguirá ligada a la Isla, aunque profesionalmente, su futuro «está en otro lugar, es lo que tiene el baloncesto profesional». Doce se marcha dolido, pero a la vez deja un importante bagaje que se resume en buena parte de los logros de la entidad presidida por Miquel Ramis, quien le comunicó la decisión tomada por la junta «en un gesto que le honra».

El hasta hace unas horas inquilino del banquillo de Son Moix veía venir este desenlace y deja ver que la directiva del Palma «ha tenido poca paciencia, ha sido un bache. No somos ni seremos ni el primer ni el último equipo que pierde dos partidos consecutivos por más de veinte. Comparto su decisión, pero no estoy de acuerdo», sentenciaba el preparador, que recibió muestras de apoyo de algunos de los miembros de la plantilla, aunque sabe que otros «no me llamarán, no están tan implicados con el proyecto y vienen aquí simplemente a cumplir con sus objetivos, indiferentemente de si se asciende o no», aseveró.

En un primer momento, los motivos de su destitución no le fueron comunicados a Doce, quien admite que existe por contrato una posibilidad para reubicarle en el club, pero Eloy reconoce que «mi moral no es la adecuada para seguir trabajando en este momento. Creo que mi etapa en el Palma se ha agotado y no me apetece repetir en ninguno de los cargos que he ocupado. Mi vinculación se debe acabar y no pasará nada. Tengo buenos amigos en la isla, pero mi motivacion ya no es la misma», dijo.

Tras una larga espera y una incertidumbre que se prolongó «demasiado», Doce recibió la noticia de su cese «con una gran sensación de alivio. Tenía claro que no iba a seguir después del partido. Esperaba la llamada y aquellas horas fueron muy duras y largas. Cuando hablé con el presidente noté por su tono de voz cierta falta de confianza y ahí ya me hice la idea. No me falló mi intuición», admitió el técnico que llevó al club a sellar sus ascensos a EBA y LEB, con un balance de 50 victorias y 12 derrotas en sus tres temporadas al servicio de la entidad, en los que recuerda Eloy que «se han conseguido dos ascensos, una clasificación para la Copa Príncipe de Asturias y he dejado tercero al equipo. Me voy satisfecho con mi trabajo, con la conciencia muy tranquila, y a mi sucesor le deseo toda la suerte del mundo, aunque le dejo una herencia interesante, un conjunto entre los mejores de la LEB más dura de la historia».

El hecho de que los resultados hayan disparado las expectativas sociales y deportivas y que la presión del entorno haya crecido sobre un recién ascendido han sido dos de los factores que han provocado la salida del gijonés, quien admite que «es lícito que haya presión, pero en algunos momentos ha habido ensañamiento hacia mi persona y los jugadores. Pero somos los mismos que íbamos 8-1 y el bache tenía que llegar, la liga es larga y todos lo han pasado o lo pasarán, tarde o temprano».