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El ambiente en el box del Fortuna Aprilia está muy cargado a pocas semanas para el inicio del Mundial de velocidad en el Circuito de Jerez. Jorge Lorenzo y Héctor Barberá son dos de los candidatos al título de 250 centímetros cúbicos, pero los pupilos de Dani Amatriaín siguen sin poner fin a las rencillas que les han separado durante buena parte de su trayectoria en el mundo del motociclismo. Éstas tienen sus orígenes en su periplo en el octavo de litro, con constantes cruces de declaraciones entre ambos que parecieron llegar a su fin cuando el mánager de la escuadra optó por unirles bajo unos mismos colores. Su puesta de largo en el cuarto de litro sirvió para iniciar una tregua que el recorrido por el Camino de Santiago pareció corroborar. A lo largo de la pasada temporada, Lorenzo centró su pugna dialectal con Dani Pedrosa, con quien reconoció que «no me saludo, lo dejé de hacer después de que no me felicitara cuando subía al podio, mientras que yo sí que lo hacía. Me parecía poco caballeroso», explicaba a este diario el propio piloto mallorquín durante la disputa del último Gran Premio de la Comunitat Valenciana, en el que el ahora referente de la factoría Aprilia acabó en segunda posición, por detrás del actualmente piloto de MotoGP.

La mecha se volvió a encender a raíz de unas declaraciones efectuadas por el propio Jorge Lorenzo en las páginas del diario As, en las que el balear admitió que su relación con Héctor Barberá, compañero de equipo por segunda temporada consecutiva, no son fluidas. «Este año no nos hablamos y no es porque tengamos rivalidad dentro del box, es porque somos personas muy diferentes. En Derbi, me llevé bien con mis compañeros, pero con él no puedo», aseveraba el balear, quien en la presente pretemporada ha firmado los mejores tiempos del equipo de Dani Amatriaín en las diferentes tandas de entrenamiento realizadas en los circuitos de Valencia, Jerez y Estoril.

De la misma manera, quiso apuntar Lorenzo que no es «tan bocazas como la gente me pinta. Se tiene una imagen equivocada de mí, porque soy un cordero con piel de lobo. Sé que algunos aficionados me apoyan mucho y otros me odian a muerte, pero si me van bien las cosas este año, sabrán todos como soy en realidad». Héctor Barberá respondió al día siguiente a las afirmaciones de su colega aclarando que se lleva bien «con todos los compañeros, soy abierto y tiendo la mano a todo el mundo. Con Lorenzo, al principio hicimos una excursión al Camino de Santiago y le ofrecí mi amistad, y por mi parte no ha sido, he hecho todo lo posible para que la cosa vaya bien. Acabamos el Camino y no es que fuésemos amigos, pero hablábamos», para proseguir comentando que «llegó la competición, empezaron las carreras y empezó a distanciarse. Llegaba al box, saludaba, le decía "hola", a veces me quedaba con los "holas" y a veces contestaba. Es un poco rarillo y no somos amigos como él dice». Toda esta situación no merece más atención para el 80: «Me da igual, paso de él totalmente, por su parte no lo sé, pero a mí me da igual. Llego al box, disfruto con mis mecánicos y me río mucho, por su parte, no sé cómo le afectará», explicó.