Han hecho falta más de cinco meses de competición, pero al menos
Son Moix ya sabe lo que es disfrutar con un partido de fútbol. Y lo
descubrió precisamente en la tarde menos futbolística de todas las
que ha vivido esta temporada. No se lo impidió ni el diluvio, ni el
viento, ni el frío, ni el mismísimo Real Madrid con toda su tropa
de galácticos. Es pronto para afirmarlo con plenas garantías, pero
da la sensación de que el Mallorca ha vuelto. Como mínimo, ha
conseguido aparcar la apatía y desmarcarse de la vulgaridad, su
gran compañera de viaje en los últimos tiempos, para unirse de
nuevo en matrimonio con una afición que necesitaba urgentemente una
noticia como ésta.
Hacía nueve meses que las gradas del estadio del Camí dels Reis
no retumbaban como lo hicieron ayer. Concretamente desde el 29 de
mayo de 2005, cuando el Mallorca certificaba su continuidad en
Primera con un empate ante el Betis. Ayer y en unas circunstancias
mucho menos favorables, el recinto estalló con la tromba de juego
de los rojillos y se aplicó una dosis de esperanza.
Pero además de la fiesta que se vivió en las tribunas, el
interés se centró en el palco, que volvió abarrotarse de ojeadores
-había dos del Arsenal y a última hora se ausentó otro del Celta-,
políticos y sobre todo, directivos. El Madrid por ejemplo, trajo a
la Isla ¡21 representantes! entre los que se encontraban Emilio
Butragueño, el ex técnico del Mallorca Benito Floro y como no,
Florentino y su esposa, Pitina. Curiosamente, el máximo mandatario
blanco coincidió en la zona noble con Samuel Etoo, que llegó en el
minuto 40 y que fue recibido entre una gran ovación. Tampoco
faltaron el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), José
Luis Astiazarán o el ciclista Toni Colom, que fue homenajeado pocas
horas después de ganar la Vuelta a Valencia.
Leonardo Pisculichi firmó el primer tanto de penalti que
consigue el Mallorca en el presente campeonato. Hasta el momento,
el cuadro rojillo sólo había tenido la opción de lanzar uno -el que
falló Arango ante el Racing en la séptima jornada-, aunque ayer
Iturralde le concedió una nueva oportunidad. El Piscu volvió a
acreditar que tiene madera de líder y reclamó el balón a la hora de
ejecutar el lanzamiento. Engañó a Casillas con un tiro suave y
centrado y encarriló la que a la postre sería la sexta victoria de
los baleares en el torneo.Fotos: MONSERRAT
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