Imagen del avión de la compañía Air Argelia que sufrió ayer un accidente en el aeropuerto de San Pablo de Sevilla.

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Un viaje cómodo se transformó en una pesadilla. En un auténtico caos. El Mallorca sufrió daños colaterales tras el accidente de avión ocurrido ayer por la mañana en el aeropuerto de Sevilla, cuando un Boeing 737-600 procedente de Argelia se salió de la pista por un fallo en el tren de aterrizaje. A raíz de ese suceso, el desplazamiento mallorquinista a la capital hispalense se convirtió en una auténtica odisea y la expedición abrió las puertas del Hotel Renacimiento casi seis horas después del horario previsto. El aeródromo de San Pablo suspendió todas las salidas y llegadas desde las 10.30 horas y el cielo se transformó en un colapso de idas y venidas, de cancelaciones y desvíos, que afectaron de lleno a la expedición bermellona.

La noticia del accidente, que dejó 45 pasajeros heridos, corrió como la pólvora entre los mallorquinistas, que se enteraban a medida que llegaban a la terminal de Son Sant Joan, al filo de la una de la tarde. El caos y la confusión presidió los minutos previos al embarque. Air Berlín decidió cancelar el vuelo por el cierre del aeropuerto de Sevilla y la imposibilidad de desviar el avión a Jerez, colapsado por el inesperado aterrizaje de un puñado de vuelos. Al final, la compañía alemana optó por repartir el pasaje. La mayoría de ellos fueron recolocados en un avión con destino a la localidad portuguesa de Faro.

Después de arduas gestiones, Air Berlín decidió cancelar el vuelo a Sevilla y repartir el pasaje en aviones con destino a la localidad portuguesa de Faro y Málaga. Al filo de las tres y media de la tarde, jugadores y periodistas lograron embarcarse en el vuelo rumbo a Málaga, donde aterrizaron al filo de las cinco y media después de un vuelo bastante movido, que metió el susto en el cuerpo a más de un futbolista. Los bultos del equipo pudieron ser recuperados, mientras que el equipaje de los diferentes enviados especiales tuvo un destino desconocido.