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CARLOS ROMÀN (SEVILLA)
El Real Mallorca iniciará esta tarde en Sevilla la cuenta atrás hacia la permanencia. El grupo que dirige Gregorio Manzano se adentra en una semana vital para definir su futuro y se enfrenta desde hoy a una escalofriante serie de compromisos que supondrá la primera gran criba de esta recta final del campeonato. En su primera parada, el equipo balear se dará de bruces con una de las escuadras más cualificadas de todo el fútbol español y aunque las estadísticas anuncian uno de los duelos más espinosos del ejercicio, nadie renuncia a una victoria que multiplicaría las opciones de redactar un final feliz (Ramón Sánchez Pizjuán, PPV, 17.00 horas).

El Mallorca llega a este punto del calendario con el depósito hasta los topes, aunque los últimos empates han rebajado el grado de euforia que se alcanzó después de aquel épico triunfo sobre el Madrid. El bloque isleño no ha variado en nada su comportamiento y sigue siendo tan fiable como lo era hace dos semanas, pero el leve frenazo provocado por Racing y Villarreal ha vuelto a activar su sentido del peligro. Eso le permitirá encarar lo que venga a partir de ahora con mayor precaución y a la larga podría beneficiarse, ya que el atasco del fondo de la tabla sigue sin disolverse y el panorama podría recrudecerse en las próximas semanas.

En esta ocasión los rojillos vuelven a enfrentarse a otro rival con la autoestima por las nubes. El Sevilla disfruta de uno de los momentos más dulces de los últimos años y tras su clasificación para los cuartos de final de la Copa de la UEFA quiere reengancharse a la rutina liguera brindándole a su afición una nueva alegría. De hecho, la única duda que abandera en estos momentos tiene que ver precisamente con la resaca europea, ya que está ver cómo le ha sentado el partido ante el Lille y si esa confianza adquirida le invita a relajarse o por el contrario, aviva el fuego de su vestuario.