Lorenzo posa para este diario, ayer en el Circuito de Jerez tras conseguir la "pole". Foto: MIQUEL ANGEL CAÑELLAS

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Jorge Lorenzo ya manda. Impone su contundencia a los mandos de la RSW y certifica que, a día de hoy, es el máximo candidato para salir de Jerez como líder del Mundial de 250 centímetros cúbicos. El motociclismo balear está ante una jornada histórica, en la que por primera vez puede ver a uno de sus miembros al frente de un Mundial de velocidad. Está de enhorabuena porque Jorge ha recuperado sus mejores sensaciones. Las de los tests IRTA, en los que estuvo medio segundo por debajo que ayer (1:42.873), pero demostró que el trazado andaluz ya no tiene secretos para él. Pero además, salvó los muebles de Aprilia. La casa de Noale había barrido en las tandas previas, pero la caída de Barberá, que le relegó al tercer puesto, y la picardía de los japoneses Tahakashi y Aoyama (Honda), segundo y cuarto, respectivamente, dejó al balear como clara referencia.

La «pole» ya es suya. Ahora, hay que rematar la faena. No será fácil, pero ahora la del 48 es la rueda a seguir a lo largo de los 114,998 kilómetros del Gran Premio de España 2006, que puede ser testigo directo del primero de los muchos triunfos que le aguardan a Jorge Lorenzo en una temporada que promete. Junto a Lorenzo, el tándem nipón y Barberá completarán la primera línea El líder del Fortuna Aprilia se dedicó a tantear el terreno a lo largo de las primeras vueltas, consciente de que quedaba margen y el resto debía dar gas para intentar colarse en la primera línea. Con el paso de las vueltas, fue adquiriendo un ritmo de carrera óptimo. Tanto que fue el primero en rodar por debajo de 1:45 (1:44.470), con De Angelis, West y Barberá, o lo que es lo mismo, con las Aprilia de compañeras de viaje. El sanmarinense fue el primero en lanzar una ofensiva cuando apenas había estado durante nueve vueltas por la pista jerezana. Superaba en veintidós milésimas al balear le daba un poco de emoción a los entrenamientos oficiales, los definitivos. Pero Lorenzo se empeñó en seguir superándose parada tras parada. Tomaba aire, repasaba las incidencias con Sandi y Juanito y volvía a montarse en la Aprilia para firmar un tiempo de 1:43.911 que le hacía seguir siendo el más veloz. Era la vuelta catorce y faltaban once minutos para el cierre. Suficiente margen de tiempo como para invertir el sino de una tarde que iba según los cauces fijados. Mientras Lorenzo y De Angelis se exhibían, los nipones Takahashi y Shuhei Aoyama, de puntillas y sin hacer ruido, empezaban a firmar cronos que rozaban la perfección que tuvo en su mano Jorge. Barberá no perdía de vista la primera línea, e incluso pese a sufrir una caída y un fuerte golpe en su mano derecha, siguió marcando buenas referencias que le llevaron a obtener el tercer mejor registro final (1:43.870).

No dijo su última palabra el 48, que en la vuelta quince volvió a exprimir el gas de su RSW (1:43.615). Una pasada. Redujo 2,1 segundos en un par de vueltas sin despeinarse, a la par que Takahashi se encaramaba hasta el segundo puesto que conservaría hasta que el crono se agotara (1:43:684), en una mejoría de segundo y medio que permitía a Honda salvar los muebles. Barberá, pese a los fuertes dolores, no quería perderse la fiesta y también bajó de 1:44 (1:43.870) para ser tercero, mientras que Aoyama cerraba el cuadro de honor (1:44.019) y De Angelis lideraba una segunda línea plagada de rivales para Jorge. West, Hiroshi Aoyama y Simoncelli deberán verle el cogote al mallorquín, que reservó lo mejor de su repertorio para el giro definitivo. Después de rodar en 1:43 a lo largo de los últimos minutos, alcanzó un pico de 1:43.270 que valía una «pole», una sonrisa y un reloj Tissot con el que la organización recompensó el esfuerzo realizado durante una hora frenética.