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El Mallorca volverá a pisar esta tarde el césped de Balaídos, probablemente el estadio que peor se le da de todos los que restan para completar su recorrido por la Liga. Y es que el conjunto balear, que ha coincidido diez veces con el Celta en la máxima categoría y otras cuatro en Segunda, sólo ha ganado una vez en el vetusto recinto gallego. Curiosamente, ese triunfo se conserva aún intacto en la memoria del mallorquinismo, ya que tuvo lugar durante la última incursión de los rojillos en la ciudad viguesa, en la temporada 2003-04. En aquella ocasión, el equipo balear intervino en una de las jornadas más negras de la vida moderna del club celeste, que esa misma tarde descendió al infierno del fútbol español sólo unos meses después de paladear la gloria de la Champions.

Los números que ha cosechado el Mallorca en la base de operaciones celtinha no invitan precisamente al optimismo y sólo el último precedente (1-2) ha logrado asear unas estadísticas que empezaban a oxidarse. Transcurría ya la jornada 38 del campeonato y el conjunto isleño, comandado por Luis Aragonés, visitaba el feudo del Celta sin ninguna preocupación. Los locales en cambio, tenían la obligación de sumar los tres puntos y esperar un tropiezo del Espanyol, que recibía a un Murcia totalmente entregado en el Lluís Companys. El Mallorca supo rentabilizar la angustia de su rival y acabó imponiéndose por inercia en un final de partido dramático. Nené y Jesús Perera adelantaron a los bermellones a falta tres y dos minutos respectivamente y aunque Jandro recortó diferencias en el tiempo añadido, los gallegos ya no tenían escapatoria. El cuadro dirigido por Ramón Carnero se retiró a los vestuarios entre lágrimas y mientras la afición se cebaba con la plantilla, el Mallorca le echaba el cierre a una campaña discreta.

Hasta ese momento lo único que había obtenido el Mallorca en Balaídos era una serie de empates que se encontraban dispersos por su hoja de servicios. El último de ellos (2-2) lo fabricó en diciembre del año 2000 gracias al único gol que ha firmado Javier Olaizola vistiendo la elástica rojilla. La escuadra de Víctor Fernández llevó en todo momento el peso del marcador y empezó a marcar la pauta con un tanto de Catanha que Ariel Ibagaza neutralizó poco después. Ya en la recta final, Djorovic puso cuesta abajo la cita para los suyos y sólo la respuesta heroica del capitán mallorquinista permitió salvar un punto que parecía perdido.