«Es fantástico, increíble... Ganar en casa no tiene comparación,
es una sensación que no se puede describir, en especial por la
gente. Ves a muchos y al mismo tiempo no ves a nadie. Nunca lo
había sentido y por eso quise compartir mi alegría con ellos. Es
una gran alegría ver que la gente te quiere», admitía el piloto del
Fortuna Aprilia, quien admitió que pese a la autoridad exhibida a
lo largo de las 26 vueltas «ha sido el Gran Premio más difícil de
mi trayectoria profesional, pero supe salir adelante cuando se puso
cuesta arriba».
Y es que Jorge no lo vio nada claro, pues los neumáticos
empezaron a flaquear «y ya no quise arriesgar más», además de ver
como su compañero Héctor Barberá y Alex De Angelis le ponían en
serios apuros en la primera mitad del Gran Premio de España. «Ahí
pensé que se iba todo al traste, pero supe mantener la
concentración, sólo pensaba en pilotar fino Encima, se me iba la
moto y tenía problemas con el crono que me impedían saber en qué
tiempos iba, pero me decía a mí mismo, venga, hazlo como sabes, y
salió bien», comentó.
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