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La enfermería del Mallorca continúa habitada. El arsenal que administra Gregorio Manzano sigue diezmado por las bajas y hasta después de la sesión de mañana será imposible saber si Basinas, Cortés y Doni llegan a tiempo para vestirse de corto ante el Espanyol. De momento, ninguno de los tres se ha incorporado todavía al grupo con normalidad y aunque los servicios médicos del club trabajan a contrarreloj para recuperarlos, parece complicado que puedan llegar a entrar en la convocatoria. Por si acaso, el técnico ya se ha apresurado a trazar un plan alternativo y dispone de elementos suficientes como para reconstruir un equipo competitivo.

En Vigo, la primera opción del preparador a la hora de repartir las tareas que habitualmente desempeña Basinas fue Cristiano Doni, pero además de que el resultado no fue el esperado, el italiano también figura en la lista de dudas que maneja el cuerpo técnico en la antesala de la jornada. Doni padece problemas musculares en uno de los gemelos y aunque en los últimos días ha intentado ponerse al nivel de sus compañeros, su concurso no está ni muchísimo menos garantizado. Recayó de sus molestias en epartidillo ante los juveniles del pasado miércoles y aunque ayer estuvo en la sesión matinal de Son Moix, se ejercitó siempre a un ritmo inferior al del resto de la plantilla. Con ese panorama, todos los focos apuntan ahora a Francisco Javier Farinós, que cuenta con casi todas las papeletas para volver a la sala de máquinas ante el conjunto que dirige Miguel Àngel Lotina. El valenciano lleva mucho tiempo condenado al ostracismo y no salta al terreno de juego desde la visita del Madrid, en el que tuvo una actuación testimonial. Sin embargo, la última vez que apareció en la fotografía del equipo inicial fue con motivo del encuentro ante el Barcelona. Aunque Borja también está a punto para coger las riendas del once en cualquier momento, sus últimas participaciones le han restado algo de crédito y parece que el ex del Inter ha cobrado ventaja.

Los últimas citas del calendario han provocado más daños de los previstos, sobre todo en la base del once tipo que había construido el técnico desde su llegada. La columna vertebral se ha resentido y el Mallorca se ha quedado sin alguna de las piezas imprescindibles de su engranaje, como en el caso de Angelos Basinas. El jugador griego es el cerebro de la formación isleña sobre el terreno de juego y su salida de la alineación le ha provocado más de un dolor de cabeza a Gregorio Manzano, que va a tener que apurar otra vez el vestuario en busca de soluciones. Además de aportar solidez y criterio al centro del campo isleño, el ateniense es el encargado de trasladar su equilibrio a la dirección del juego y sin él sobre el campo, el equipo adolece de la soltura necesaria para progresar de manera correcta. De hecho, el Mallorca ha puntuado siempre que él ha estado sobre el tapete y su única ausencia ha coincidido con la primera derrota de la era post Cúper.