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Vicenç Grande apela a la superstición para enderezar el rumbo del Mallorca. El presidente del club balear almorzará el próximo domingo con sus jugadores y no acudirá a la tradicional comida con la directiva rival, una costumbre que le dio suerte en Málaga, en el estreno de Manzano, y que repetirá en Bilbao. Aunque no es un hombre maniático, sí que suele mantener ciertas tradiciones cuando el desenlace ha sido óptimo.

Por esa inercia positiva, Vicenç Grande ha optado por delegar en el vicepresidente Miquel Vaquer y el consejero Joaquín García en el tradicional almuerzo que se celebra con la directiva rival el día del partido. Su presencia en la comida con los jugadores en el hotel de concentración de Málaga coincidió con el triunfal debut de Manzano (0-2) y repetirá su ritual con la intención de alterar la dinámica del grupo, que ha vuelto a coquetear con el descenso -está sólo un punto por encima- tras perder en Vigo y no pasar del empate en Son Moix frente al Espanyol.

La cita de San Mamés se antoja fundamental para el destino mallorquinista. El Athletic de Bilbao es un rival directo en el camino por la permanencia, un bloque hundido en las arenas movedizas hace algunas semanas, pero que ha mejorado de forma notable en las últimas jornadas. Suma cinco sin perder, con tres triunfos y dos empates, que le han alejado de los infiernos de la clasificación, aunque no del peligro.