Jonás Gutiérrez y Corominas, en una imagen captada durante el partido de ayer. Foto: MONSERRAT

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Cree la escuadra insular que nada podrá superar lo vivido la temporada pasada y que el futuro acabará sonriéndole de nuevo, pero a veces resulta muy arriesgado tentar a la suerte. Y eso es precisamente lo que está haciendo ahora mismo el Mallorca. El grupo rojillo padece un atasco mental importante a la hora de llevar la iniciativa y parece que sólo sabe extraer lo mejor de sí mismo cuando está obligado a nadar contracorriente. El equipo mantiene el tipo en la clasificación, pero ha perdido toda su capacidad intimidatoria y es casi tan vulgar como el que le dio la bienvenida al ejercicio. Una serie de síntomas muy preocupantes para un conjunto que tiene tendencia a deprimirse (0-0).

Y es que el Mallorca, además de abonarse peligrosamente a la igualada, se ha aferrado a un guión demasiado previsible que apenas le está reportando beneficios, pero que se empeña en seguir una y otra vez al pie de la letra. Inicia el partido desbocado y se apoya en su condición de local para adueñarse del balón e inclinar el terreno de juego, aunque no puede pasar de ese punto. Después, poco a poco, el encuentro se va serenando y esa fuerza desaparece mientras el visitante de turno se acomoda. A partir de ahí, sólo reluce alguna ocasión que otra ocasión aislada que se va casi siempre al limbo y un dominio tan liviano que resulta aceptable para el foráneo. Muy poco más.

El cuadro balear intentó exprimir esa fórmula creyendo que el Alavés se entregaría, pero los de Piterman ya no son ese equipo ingenuo de la primera vuelta y administran, como mínimo, tanto recursos como el Mallorca. Así, mientras los isleños se dedicaban a amontonar oportunidades sin ninguna convicción, cada llegada de los vitorianos a los alrededores de Prats provocaba un sobresalto en la grada. Primero De Lucas (minuto 25) y después Bodipo (minuto 36), estuvieron a punto de meter en un lío a los locales con sólo aplicar la ley del mínimo esfuerzo. Afortunadamente, Prats ha decidido cargarse el equipo a la espalda y sigue ofreciendo un rendimiento espectacular que ha supuesto todo un bálsamo para el Mallorca.