24/04/06 0:00
La grada de Son Moix encajó ayer uno de los golpes más dolorosos de los últimos tiempos. La afición rojilla sigue respondiendo y acude en masa a cada una de las llamadas de auxilio de la entidad, pero lleva ya mucho tiempo sin recibir buenas noticias y su ilusión empieza a apagarse. Ayer acumuló otros noventa minutos en blanco -el Mallorca lleva 344 sin marcar en Son Moix- y salió del estadio mucho más preocupada de lo que estaba al principio. La hinchada balear, que lleva mucho tiempo preparándose para lo que se avecina, se teme un final de curso calcado al de 2005, aunque esta ocasión el optimismo empieza a evaporarse.
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