Pereyra, en la imagen junto a Tuni, lamenta un error durante el partido de ayer en Son Moix. Foto: MONSERRAT

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Una pifia inesperada, una cabalgada sin desmayo y una puñalada al corazón del mallorquinismo. Fue cruel la tarde para el Mallorca. El grupo de Manzano perdió en el último suspiro lo que no había sido capaz de ganar en los 92 minutos anteriores y divisa las cuatro últimas jornadas del curso al borde del abismo. El equipo isleño se tiró a la yugular de Osasuna en busca de un gol que le allanara el camino de la salvación, pero se encontró con un error grosero de Basinas y una galopada de Delporte que vuelve a encender todas las alarmas (0-1).

El balón fue del Mallorca, pero los puntos se los quedó el cuadro navarro. La velocidad y la fuerza de Delporte en una jugada descomunal rompieron el intento de los isleños de coger el balón y jugar al fútbol. Al final, los de Manzano no sacaron su pegada y Osasuna rentabilizó su juego para lograr un triunfo que le permite seguir soñando con la Champions League...

En un minuto extraño se cerró el partido. Manzano tocó a zafarrancho y la cocina navarra se llenó de camisetas rojas. Era el minuto 92. Piscu botó de esquina y la zaga de Osasuna despejó con un patadón. Basinas, fuera del área, intentó controlar con el pecho, pero se resbaló, el balón le quedó debajo de su cuerpo y cuando se quiso dar cuenta, Delporte ya se había adueñado del esférico. Estaba a unos setenta metros de Prats. El francés se lió la manta a la cabeza y se puso a correr. El griego intentó derribarle por todos los medios, con patadas, empujones, incluso subiéndose en la espalda.