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LLANERA MENORCA 73
PAMESA VALENCIA 94

LLANERA MENORCA (23+20+9+21): Reynés (8), Alberto Miguel (15), Stojic (12), Moss (14), Kornegay (9) -cinco inicial-, Yáñez, Sabaté (12), Llorens, Stimac (3), Torres y Brown.

13/40 en tiros de dos, 7/17 en triples y 26/34 en tiros libres. 39 rebotes (23 en defensa y 16 en ataque) y 25 faltas personales.

PAMESA VALENCIA (25+20+19+30): Avdalovic (19), Harrington (6), Timinskas (8), Garcés (11), Dikoudis (27) -cinco inicial-, Goldwire (2), Luengo (2), Sklavos (3) y Yebra (16).

22/35 en tiros de dos, 11/28 en triples y 17/20 en tiros libres. 34 rebotes (23 en defensa y 11 en ataque) y 24 faltas personales.

Àrbitros: Amorós, Requena y Peruga. Eliminaron por cinco faltas personales a Sabaté.

Xisco Cruz|MAÓ

Es el Llanera actual un equipo que se abrocha con alfileres, condicionado por sus partes médicos y por lo justo que anda el calendario. A poco que tiene un problema, toda su estructura se echa a temblar. Lleva un par de semanas caminando por el alambre y, aunque en Girona llegó a alcanzar el otro lado, ayer se cayó a la red. Sin Krstic, con Reynés exigido y recurriendo a lo más profundo de su banquillo, el Menorca sólo pudo aguantar hasta el descanso, porque a partir de ahí sus carencias adquirieron la categoría de perfil bajo.

Con el Pamesa danzando en ataque y apoyándose sobre Dikoudis, el Llanera entregó las armas tras un parcial de 0-15 y se puso a mirar al futuro, sobre todo, al de su enfermería (73-94). La sociedad que formaron Avdalovic y Dikoudis le reportó grandes dividendos al Pamesa en el primer cuarto, porque el base serbio salió como un tiro y porque el griego abrió su catálogo de recursos. Tan pronto irrumpía por el triple, como agarraba un rebote de ataque. En esas, el grupo de Ricard Casas tomó ventaja muy pronto (4-10) porque el Llanera estaba con demasiados grados de excitación y porque los valencianos contaban con muchas alternativas en ataque.

El Menorca se agarró a la fuerza de Kornegay y a la muñeca de Stojic, por lo que siempre se mantuvo cerca del Pamesa, que se sintió cómodo con una renta tan enclenque. Con Reynés como único base puro y con medio equipo lastimado en el banco, el Llanera atendió entonces a la solicitud de Moss, que reclamaba una cuota de responsabilidad en el encuentro. Sus tiros libres y fuerza en el rebote de ataque sostuvieron a los menorquines, mientras los exteriores del Pamesa iban a lo suyo (17-20). Dikoudis era un martillo, pero al otro lado sufría con Moss. Eso lo equilibró todo, porque además apareció Tisi y el choque se ajustó (23-25).