Rafael Nadal, en una imagen captada duranteun acto publicitario celebrado ayer en Barcelona. Foto: ALBERT GEA

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Alcanzar el trono de la ATP en 2006 se convirtió en enero prácticamente en un imposible, incluso para Rafael Nadal. Perderse el Open de Australia le dejó casi sin opciones, especialmente porque Roger Federer salió campeón en Melbourne. Un Grand Slam es una ventaja demasiado grande, sobre todo tratándose del número uno del mundo. Pero el jugador balear se ha cansado de demostrar en la pista que es capaz de salvar pelotas imposibles y se agarra a sus últimas opciones para intentar hacerse con la poltrona. Que Roger Federer haya empezado a jugar bien también sobre tierra batida complica todavía más las opciones de Rafael Nadal de ser el número uno del mundo. El sistema de puntuación de la ATP valora el resultado obtenido en cada torneo -Grand Slams o Masters Series, ya que del resto de torneos sólo cuentan los cinco mejores resultados, indiferentemente de si es el mismo torneo que jugó el año anterior o otro distinto- con el resultado que obtuvo el año anterior. Es por eso que Roger Federer ha aumentado esta semana su ventaja respecto a Rafael Nadal pese a que el mallorquín ganó el torneo. El suizo perdió en 2005 en cuartos de final y este año alcanzó la final por lo que ha sumado puntos, mientras que el balear ha ganado en Montecarlo, como ya hizo el año pasado, por lo que mantiene los mismos puntos.

Esta circunstancia va a favorecer a medio plazo al mallorquín. En lo que resta de la temporada de tierra batida no va a poder sumar muchos puntos aunque lo gane todo, ya que el año pasado ganó prácticamente todos los torneos en los que jugó -sólo podrá sumar en el Masters Series de Hamburgo, que fue la única cita que se perdió-, pero en la segunda mitad del curso tiene mucho margen para reaccionar. En ese momento se van a invertir la situación. Roger Federer estará obligado a ganar todo lo que juegue, aunque Rafael Nadal tendrá un margen mucho más grande para sumar ya que el año anterior perdió en la segunda ronda de Wimbledon, en la tercera ronda del US Open, en la primera ronda del Masters Series de Cincinatti, y no jugó torneos como el Masters Series de París y la Copa Masters de Shanghai.

Si Rafael Nadal gana las grandes citas que quedan, será el número uno del mundo aunque Roger Federer juegue las finales en todos los torneos. Es una posibilidad que contempla que los dos jugadores no sufran ninguna lesión durante lo que resta de temporada, algo que no ha sucedido los dos últimos años.

Rafael Nadal ha sido mucho más selectivo con su calendario para evitar lesiones y poder descansar después de las citas importantes. Algo similar a lo que viene haciendo Roger Federer desde que es número uno del mundo. Este hecho va a provocar que coincidan en prácticamente todos los torneos que disputen, aunque su condición de primeros cabezas de serie va a impedir que se encuentran antes de las finales.