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22 de marzo. Estadio de Son Moix. Minuto 16. Basinas bota una falta escorada a la izquierda, Víctor se avanza al movimiento de De Quintana y cabecea ajustado al palo. Han transcurrido treinta y tres días desde aquel gol del delantero, que le dio el triunfo ante el Cádiz (1-0), el Mallorca ha disputado tres partidos en casa, 270 minutos de juego, y ha sido incapaz de celebrar un tanto en el estadio del Camí dels Reis. Esta sequía (344 minutos) supone el segundo peor registro como local de toda su historia en Primera División, por detrás de aquella racha de la temporada 2001-02, cuando el conjunto bermellón llegó a encadenar 367 minutos sin perforar la portería de su rival en casa. Es decir, el Mallorca de Manzano está a sólo 23 minutos de ingresar en el libro de los récords negativos en la máxima categoría. El próximo miércoles día 3 de mayo, ante el Valencia, tendrá una nueva oportunidad para truncar esa racha negativa ante su hinchada.

Las cifras indican que este Mallorca es el que peor bagaje ofensivo presenta desde que regresó a Primera División hace ya nueve años. Desde aquella campaña 97-98, el conjunto isleño no cruzaba la jornada 34 con las alforjas tan descargadas de goles. Suma 30 en 34 jornadas -es el tercer peor equipo de la Liga en este capítulo tras Cádiz y Racing- y esa ineficacia en ataque se acentúa en el estadio de Son Moix. Y es que sólo ha sido capaz de marcar en diez de sus diecisiete partidos y totaliza 16 goles en 17 encuentros como local. Nunca había logrado tan pocos goles a estas alturas de temporada desde su último ascenso y, por supuesto, en el estadio de Son Moix, escenario de sus encuentros desde la temporada 1999-00. De hecho, a pesar de las penurias clasificatorias de las últimas campañas, el conjunto isleño sumaba un mejor porcentaje ofensivo. La pasada campaña a estas alturas, por ejemplo, ya había marcado 33 goles y la anterior, 43. Por no citar la anterior etapa de Gregorio Manzano, cuando afrontó el último mes de competición con ¡15 goles más!.

La sequía comenzó hace poco más de un mes. Aunque Víctor selló el gol de la victoria, el Mallorca se estrelló una y otra vez contra su infortunio, ya que acabó el duelo con un bagaje de 15 remates. Tras aquella cita, el cuadro balear dobló la rodilla por primera vez con Gregorio Manzano en el banquillo. Fue en Vigo, ante el Celta, y la gran actuación del meta local Pinto privó al conjunto bermellón de un gol que por méritos había merecido. Y es que dispuso de ¡13 remates!, seis de ellos entre los tres palos, que fueron abortados por el portero céltico. A la semana siguiente, en Son Moix, llegó la cita ante el Espanyol. Otra vez el guardameta rival, en esta ocasión Iraizoz, se convirtió en el héroe de la tarde para su equipo. El Mallorca presentó una tarjeta de 11 remates, siete de ellos a puerta, pero fue incapaz de encontrar el camino del gol. Pisculichi (en cuatro ocasiones), Jonás, Basinas, Pereyra y Tuni, que dispuso de las más claras al inicio de la entrega, no pudieron batir la meta blanquiazul y el encuentro acabó en tablas.