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Amador Pons|PARIS
Había estado cuatro días sin competir y le costó entrar en juego, pero Rafael Nadal hizo buenos los pronósticos y accedió a la tercera ronda de Roland Garros tras doblegar con claridad (6-2, 6-1 y 6-4) a Kevin Kim. El tenista mallorquín se mostró tremendamente superior y no pasó por apuros en ningún momento del partido. Ahora, sin tiempo para descansar -juega este mediodía- el balear se medirá por un puesto en octavos de final con el francés Paul-Henri Mathieu, un rival muy incómodo. No había precedentes entre Nadal y Kim, pero los números del estadounidense no eran demasiado preocupantes. En el puesto 116 del ranking ATP y sin ningún resultado destacable sobre tierra batida, el balear se sabía superior aunque era consciente de que debía apretar para evitar complicaciones. Los rivales del manacorí acostumbran a entregar el partido o salir muy motivados y este americano con rostro oriental tomó el segundo camino. Después de que los dos jugadores ganaran su primer servicio, Kim se colocó con una pelota de break. Nadal buscó el intercambio y la derecha paralela de su adversario se marchó fuera (2-1).

Rafael Nadal no se sentía cómodo. La humedad de la pista (hacía sol, pero llevaba toda la semana lloviendo y con frío y encima la organización la regó a conciencia) provocaba que las pelotas estuvieran muy pesadas. Los errores no forzados del mallorquín se multiplicaban en estos juegos iniciales, hasta el punto que dejó escapar un 0-40 en el cuarto juego. Pese a todo, logró conseguir una nueva ventaja al resto y lanzó una derecha lo suficientemente profunda como para que Kim se tragara la derecha y mandara la pelota fuera (3-1 y saque). Con el partido encaminado, Rafael Nadal comenzó a lanzar su brazo. Fue variando entre un primer saque fuerte y un primer servicio abierto. Buscó profundidad con el revés. Se pegó alguna carrera cuando le tocó defender. Y sobre todo, practicó el tiro de derecha. Con el marcador 5-2, apretó un poco más el acelerador y volvió a ponerse con pelota de break. Una derecha paralela le dio el primer parcial (6-2).

Con la primera manga resuelta, un huracán pasó por encima de Rafael Nadal. El mallorquín ganó sus tres primeros saques (los dos primeros en blanco) y rompió los dos primeros servicios de Kim (5-0). Había pasado una hora y el encuentro estaba resuelto. El estadounidense logró maquillar el resultado ganando un saque, pero el balear sentenció al juego siguiente después de salvar una pelota de break (6-1). No estaba siendo el mejor partido del mallorquín, pero Rafael Nadal tenía el duelo contra Kim totalmente controlado. El estadounidense comenzaba a convertirse en un tipo muy molesto. Que las pelotas estuvieran tan pesadas le favorecía porque es un tenista que golpea a la pelota plana y al no poder tomar los efectos la bola de Nadal no cogía altura y el estadounidense podía pegar a la altura de la cintura. Entre que los porcentajes de su primer saque fueron altos y que su acierto con la derecha creció, el tercer set se prolongó más de lo que debía.