Rafael Nadal posa para este periódico en París con una tarta y una vela que simboliza su vigésimo aniversario, que celebra hoy. Foto: JUAN AMADOR

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JUAN AMADOR
Hace veinte años, Ana María Parera daba a luz a un niño prodigio. Humilde y respetuoso, el hijo mayor de Sebastià Nadal no ha parado de crecer. Respetado por todos los tenistas, deseado por todas las quinceañeras y envidiado por todos los niños, Rafael Nadal cumple hoy 20 años en pleno proceso de reconquista de París y después de haber superado un sinfín de títulos. El nuevo fenómeno de la ATP comienza a hacerse mayor con un único objetivo: desbancar a Federer y convertirse en el número uno del mundo. Su tío Toni Nadal llevaba la escuela del club de Manacor y no tardó en coger su primera raqueta. Habilidoso para todos los deportes, el tenis no tardó en dársele bien. Como empezó tan pequeño y no tenía fuerza para sujetar la raqueta, la cogía con las dos manos. Era diestro, pero golpeaba con un doble revés (el revés a dos manos clásico y el revés de zurdo en lugar de la derecha clásica). Cuando alcanzó los 8 años y sus resultados ya eran importantes a nivel balear, su tío y ya por entonces entrenador, terminó optando por reconducirle a jugar como un zurdo.

No tuvo el más mínimo problema en adaptarse y en su carrera en las categorías base lo ganó absolutamente todo. Fue campeón de Mallorca, de Balears, de España, de Europa y del Mundo en todas las categorías y con quince años ya comenzó a competir con los grandes. Su camino está plagado de victorias épicas como ganar el Campeonato de España infantil con un dedo de su mano izquierda roto desde la primera ronda o como doblegar a Ramón Delgado con 15 años en el Mallorca Open. Ya como profesional, Rafael Nadal ha seguido batiendo récords. Ha sido uno de los teengers (menores de 20 años) más importantes de la historia y actualmente le está haciendo un pulso a Roger Federer por el número uno del mundo.

Desde su entrada en el circuito profesional, su nombre no ha pasado desapercibido. Su carta de presentación fueron las victorias ante Albert Costa (por entonces campeón de Roland Garros) y ante Carlos Moyà (en el primer duelo balear de la historia en Hamburgo) siendo un adolecente y sus carismáticas celebraciones provocaron que se desatara la Nadalmanía por todo el mundo. Las lesiones impidieron que alcanzara posiciones importantes en el ranking pese a que en 2004 sumó su primer título como profesional (Sopot) y se convirtió en el jugador más joven de la historia que ganaba la Copa Davis. 2005 fue el año de su explosión definitiva. Pudo completar la temporada sobre tierra batida y se alzó con once títulos (Costa Do Sauipe, Acapulco, TMS de Montecarlo, Conde de Godó, TMS de Roma, Roland Garros, Bastad, Stuttgart, TMS de Montreal, Pekín y TMS de Madrid). Pasó de estar más allá del puesto cincuenta al número dos del mundo y a ser la única alternativa real a Federer.