05/06/06 0:00
Luis Villarejo|MADRID
El fútbol, mientras la organización del Mundial de Alemania 2006 ultima sus detalles, sigue su ritmo normal en cualquier rincón del mundo. De Villa 31, un barrio humilde argentino similar a Villa Fiorito -la zona donde vio los primeros pasos de Diego Maradona-, a un petrolero brasileño que navega por el Atlántico con una cancha en la cubierta, el fútbol no para: se juega noche y día.
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