El argentino Maxi Rodríguez celebra uno de los goles de ayer ante Serbia.

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Con Maradona desbocado en la grada, Argentina tiró de los niños de oro para aniquilar a Serbia y Montenegro, sacudir el Mundial y sellar una de las diez mayores goleadas del torneo de todos los tiempos. El 6-0 al combinado plavi supone un golpe encima de la mesa de un grupo plagado de luces en el que tipos como Tévez o Messi, titulares en cualquier otra selección, saltan a la arena desde el banquillo.

Desde la retirada dePibe, la albiceleste apela al sentido combinativo. Pekerman es un amante del futbolista imaginativo en detrimento al del músculo. Hipnotizados por el trote de Riquelme, la verticalidad de Maxi o la rapidez de Saviola, Serbia se derrumbó en la lona a las primeras de cambio y entregó las armas cuando se quedó con diez. Entonces, apareció Messi. El crack azulgrana pisó el césped y Argentina se volvió loca. Apenas necesitó un cuarto de hora para deslumbrar al mundo. Con apenas tres minutos en el campo le entregó en bandeja el gol a Crespo. Y en los estertores de la cita, le sacó los colores al portero con un latigazo.

Y es que Argentina disfrutó con una apuesta de lujo. Maxi, Riquelme, Saviola, Crespo, Tévez, Messi...jugadores que dan lustre al Mundial. Sus tres goles en el primer tiempo merecen quedar en la hemeroteca. Sobre todo el segundo, que remachó Cambiasso tras recibir una pared de tacón de Crespo. Al margen de la exhibición albiceleste, el segundo sábado del Mundial vivirá un Portugal-Irán (los lusos quieren remachar el grupo tras el empate de ayer de México ante Angola), Chequia-Ghana y un Italia-Estados Unidos. Que siga la fiesta.