Jorge Lorenzo ayer en el circuito de Montmeló. Foto: MIQUEL ANGEL CAÑELLAS

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Han pasado dos semanas desde el recital de Mugello y Jorge Lorenzo está dispuesto a repetir. Pero antes deberá dar buena cuenta de un Andrea Dovizioso que ayer golpeó primero y en la definitiva tanda de entrenamientos oficiales del Gran Premio de Catalunya de motociclismo hizo valer un último minuto de infarto, una elección de neumáticos de calificación acertada y un ritmo de carrera que le invita a soñar. Al menos, le valió una «pole» que nadie esperaba con el crono agotándose. No en vano, el 34 es el líder del Mundial, con veinte puntos de margen sobre Lorenzo y después de haber subido al cajón en las seis pruebas disputadas hasta el momento. El mallorquín, por su parte, aterriza en Montmeló con el cartel de ser el único piloto que en todas las cilindradas ha logrado sumar tres victorias parciales a lo largo de la presente temporada. Es y será el pulso de este año y entre ambos se decidirá el nombre del sucesor de Dani Pedrosa sobre el mismo trazado en el que hace un año, el catalán dejaba sin «pole» en la última vuelta al pupilo de Dani Amatriaín. La historia se repite, pero en carrera, el argumento debe ser diferente.

Llegaban las Aprilia lanzadas, con Lorenzo, y en especial Debón (mejor tiempo en la primera jornada), marcando la pauta dentro del cada vez más reducido grupo de candidatos. El castellonense tuvo problemas a las primeras de cambio y tuvo que pasar varios minutos en el box. Mientras, en una segunda tanda insípida, Lorenzo iba probando, rodando a más, aunque el que iba fijando un mejor ritmo era Dovizioso, que se movía en 1:47 altos de manera constante. Por su parte, Jorge oscilaba, no acababa de encontrar el equilibrio y entre 1:47 altos y 1:48 bajos iba buscando su momento. Todo ello, lejos del 1:46.563 de los IRTA celebrados también en Barcelona, el crono de referencia para el 48. Tuvo que echar mano de los neumáticos de clasificación para dar el golpe y parar el crono en 1:46.892, el tiempo de referencia hasta que en los tres últimos minutos, Honda y Dovizioso variaron su estrategia. Algo se cocinaba en el box y era el cambio de gomas. Pero antes, el ritmo de 1:47 había definido la tanda de Andrea, que esperó al momento final para apuntillar la tanda y darle un susto a su más inmediato perseguidor. Así, con el banderazo a cuadros, Dovizioso se lucía con un tiempo de 1:46.792, el que le valía la "pole" y suponía un golpe para Lorenzo, que lo supo encajar después de tres cuartos de hora en los que pocas cosas cambiaron, pero fueron las suficientes para decidir las dos primeras plazas de una primera línea a la que se aferró Debón, quien con el registro del viernes cayó al tercer puesto, mientras que Alex De Angelis, otro de los hombres a tener en cuenta este mediodía, escalaba en el último suspiro hasta el último peldaño de la primera línea. No era para estar preocupados ni tristes en el seno del Fortuna Aprilia. Lorenzo sigue dando la talla y en carrera, si la moto responde y se mantiene la calma, puede frustrar las esperanzas de un Andrea Dovizioso que, si no toma la delantera, aplicará el guión habitual. Es decir, pegarse a la rueda del balear, esperando un descuido de éste, si es posible en la última vuelta (caso de Qatar) para intentar quitarle la victoria. Nada nuevo bajo el sol.

Con ello, queda servido el enésimo pulso entre Lorenzo y Dovizioso, este último crecido ante el mallorquín, capaz de asestar un duro mazazo a los transalpinos con su lección de pilotaje en Mugello, donde recuperó la senda del triunfo y les dejó claro quién es el mejor, aunque el cajón sigue siendo el hábitat natural de Dovi, que si vuelve a subir hoy, igualaría el registro de Max Biaggi, que en 1996 logró estar en el podio durante siete carreras de manera cobsecutiva. Todo un logro a su alcance.