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Hernán Bahos|MUNICH
Brasil sale hoy por una victoria que le asegure la clasificación anticipada para los octavos de final del Mundial, de preferencia con una exhibición de lujo que acalle las críticas a los componentes de su «cuadrado mágico» y ratifique el favoritismo al título, que con autoridad ahora disputa Argentina. Australia promete ser un duro escollo para los brasileños, primero por la moral alta que obtuvo el equipo con su espectacular victoria sobre Japón por 3-1, así como por el porte y la fuerza física de sus jugadores que intimidan a los adversarios del Grupo F. Ronaldinho Gaúcho, el mejor futbolista del mundo, advirtió el viernes sobre los riesgos de aceptar la propuesta de contacto físico y juego aéreo de los oceánicos, y garantizó que la movilidad y el toque rápido del balón a ras de piso serán fórmulas indispensables para ganar el partido en el FIFA World Stadium, de Múnich.

El seleccionador Carlos Alberto Parreira ha elogiado el conjunto de su colega holandés Guus Hiddink y mostrado preocupación en los entrenamientos para inculcar a sus jugadores la necesidad de controlar el control del balón y buscar más movilidad en todos los sectores, argumentos que no fueron exhibidos en el choque que ganaron en deslucida presentación por 1-0 a Croacia. Además del aspecto táctico, Parreira ha tenido que lidiar con otras preocupaciones, como el estado de Ronaldo, afectado por mareos que le obligaron a visitar el miércoles una clínica de Frácfort, así como la polémica alimentada por la madre, Sonia Nazário, al asegurar que el malestar en realidad se produjo durante el debut, el martes pasado en Berlín.

El médico José Luiz Runco refutó a la madre del jugador y garantizó que el delantero del Real Madrid está en buena forma para jugar. Parreira ha confirmado a Ronaldo en la formación titular, así como al resto de los jugadores que comenzaron jugando en el debut. Ronaldinho Gaúcho, el capitán Cafú, el centrocampista Emerson y el lateral zurdo Roberto Carlos formaron un coro de respaldo a Ronaldo, pese a su decepcionante comienzo, y prometieron defenderlo «con uñas y dientes», según la manifestación del astro del Barcelona. En la otra esquina nada parece alterar la tranquilidad del elenco, ni siquiera una factible derrota ante Brasil. Australia ha tenido que esperar 32 años para regresar a la máxima vitrina del fútbol. Los «Sooceroos» de hoy eran niños cuando sus predecesores disputaron el primer mundial, por coincidencia en la misma Alemania.