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UNICAJA 83
TAU VITORIA 78

UNICAJA (19+15+26+23): Sánchez (5), Brown (16), Herrmann (12), Garbajosa (11), Santiago (9) -cinco inicial-, Risacher (4), Cabezas (14), Rodríguez (6), Pietrus (4) y Nicevic (2).

TAU VITORIA (16+20+22+20): Ukic (8), Hansen (5), Jacobsen (3), Scola (14), Splitter (16) -cinco inicial-, Prigioni (14), Drobnjak (6), Vidal (13) y David (9).

Àrbitros: Martín Bertrán, García Ortiz y Perea. Excluyeron por personales a Pietrus (m.35). Señalaron técnica a Splitter (m.29) y Garbajosa (M.29).

Efe|MÀLAGA

La Final ACB 2005-06 apunta hacia Málaga después del segundo partido de la serie decisiva por el título, un choque intenso y disputado que el Unicaja también supo decantar de su lado para dejar al Tau Vitoria, al que ha ganado los cuatro partidos que han jugado esta campaña, al borde de la derrota total. Resistió el Tau hasta el final, aunque sin premio. Se repuso a la baja del turco Serkan Erdogan -esguince de tobillo-, a las madrugadoras faltas de sus pivots titulares -Tiago Splitter y Luis Scola- y a la tremenda presión ambiental del Martín Carpena para plantar cara y buscar el empate a uno. Sin embargo, cayó en el acelerón final de los andaluces.

Vitoria todavía recuerda la derrota del año pasado frente al Real Madrid en los estertores del quinto partido, pero ahora mismo es la única baza que le queda al equipo del croata Velimir Perasovic: refugiarse en el factor cancha para intentar el milagro. Los alaveses, en realidad, tienen argumentos para pensar que aún pueden llevarse la Liga aunque pierdan por 2-0. Perasovic tuvo que sacar de casa a Pablo Prigioni para compensar la ausencia de Erdogan aunque su estado físico todavía está en franja de mínimos.

El base que ha dirigido los dos títulos conquistados por el Tau esta temporada -Supercopa y Copa del Reyse hizo notar. Pero también el montenegrino Predrag Drobnjak, que no había debutado en la final y que apareció como un ángel salvador en el juego interior. Eso sí, todas las virtudes y méritos del Tau encontraron réplica en un Unicaja que volvió a ser demoledor en el momento decisivo y que entró, sin ningún miedo, al intercambio de golpes y canastas que presidió este vibrante segundo asalto de la final. Sin duda, es una batalla de equipos ganadores y campeones.