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Ferando Fernández (Montmeló)
El Mundial ya es cosa de dos. Eso es lo que acabaron de certificar en Montmeló Andrea Dovizioso y Jorge Lorenzo. El título de 250 centímetros cúbicos apenas tiene aspirantes después de un Gran Premi de Catalunya que ha acabado por ratificar la rehabilitación del piloto del Fortuna Aprilia y deja al 34 como líder indiscutible. Y el más regular, pues siete podios ha totalizado en sendas carreras, igualando el registro de Max Biaggi (1996).

Quien se estrena en el cajón de Montmeló es el balear, que con su segundo puesto completa la trilogía de podios en los trazados españoles (Jerez, Montmeló y Cheste), aunque ve como el de Honda se escapa cinco puntos más en la general. Ahora ya son veinticinco (133 por 108) los que separan al mallorquín del liderato, aunque Lorenzo sabe cómo meterle miedo a un Dovizioso firme, que no pierde el pulso y por fin sabe lo que es ganar en el cuarto de litro.

Pero fue en la salida donde Jorge volvió a mostrar síntomas de debilidad. No es su punto fuerte, pero tiene la medida cogida a las carreras y recupera vuelta a vuelta. En esta ocasión, le faltó un giro para poder variar el desenlace de la prueba. La elección de unos neumáticos duros no le favoreció y volvió a perderse en el grupo en la recta de Montmeló con el semáforo verde. En el primer giro caía de las cinco primeras plazas. No estaba fino el pupilo de Dani Amatriaín en un inicio frío, atípico.