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Luis Villarejo|KAISERSLAUTERN
El laboratorio de Luis Aragonés sigue funcionando, España ganó puntos ante Arabia Saudí con una acción a balón parado que firmó de cabeza Juanito, pero le faltó instinto voraz arriba para ganar con autoridad. España, con su otro equipo, el no habitual, venció, pero el relax de la última media hora debe corregirlo si de verdad quiere entrar en la historia. Arabia le perdonó el empate en el ocaso del partido.

Una falta de Reyes, de esas que llevan veneno cuando llegan al área, la mandó Juanito a la red. Para ganar un Mundial, Luis se ha aprendido de memoria la historia de los campeonatos. Y la estrategia es fundamental. La ensaya a diario Luis. Y exige resultados. Ayer, reclamó la victoria a los llamados suplentes. Y no le defraudaron. Más de la mitad de los internacionales que ganaron a Arabia Saudí ayer van a tener minutos si España pasa de octavos de final.

España, sin embargo, tuvo rival en la última media hora. El tiempo de siesta del equipo de Aragonés, casi le cuesta la victoria. Hasta ese momento fueron dos mundos diametralmente opuestos. El de una selección de primer nivel, la española. Y el de un fútbol, que por mucho que evolucione, sus jugadores están aún muy lejos de la elite. Tuvo el balón siempre España. Ayer les tocó a Iniesta y a Cesc llevar el mando, con Albelda al rescate.

Explotó las bandas al máximo España. Con Joaquín especialmente inspirado en la derecha. Lo pasó bien Joaquín, con sus bicicletas, sus desmarques y sus pases al corazón de área. Hizo mucho daño el bético en ese costado. En el uno contra uno y en las diagonales que trazó cuando le encontró Cesc Fábregas.