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Carlos de Torres|ESTRASBURGO
El noruego Thor Hushovd, del Credit Agricole, ha sido el encargado de levantar el ánimo del Tour del Francia después de una víspera muy agitada al conseguir el triunfo en el prólogo de Estrasburgo, por lo que estrenó el maillot amarillo de la 93 edición, mientras que Valverde acabó quinto.

Hushovd, un auténtico atleta de 28 años, de poderoso físico con sus 1,83 metros y 81 kilos, sorprendió a todos los especialistas en prólogos y con un tiempo de 8.17 minutos, a una media de 51,429 kms/hora, subió al podio a quitar el precinto al jersey de líder. El estadounidense George Hincapie (Discovery) no logró por centésimas heredar la prenda dorada de su ex compañero y amigo Lance Armstrong y hubo de conformarse con la segunda plaza.

Hubo más protagonismo para los americanos con David Zabriskie (CSC), que ocupó la tercera plaza con 8.21, el mismo tiempo que el alemán Sebastian Lang (Gerolsteiner) y que Alejandro Valverde (Illes Balears), que ofreció buenas sensaciones con una meritoria quinta posición, marcando además el mejor tiempo en el paso intermedio del km 3,7.

El inicio del Tour en la capital de Alsacia, sede del Parlamento europeo, resultó extraño, atípico. Faltaban los favoritos, esas referencias de las que se habla en las vísperas, y que por la lacra del dopaje hubieron de hacer las maletas y marcharse a casa. Pero «no pasa nada», como dijo el delfín de Leblanc, Christian PreudHomme. El Tour es una fiesta y como tal se la toman los franceses, también preocupados por su selección de fútbol.

Inesperado
Ganó el capítulo previo Hushovd, por sorpresa, en un circuito que presentaba 10 curvas. Hincapie y Zabriskie, que ganó el prólogo de la Dauphiné, cumplieron, pero había morbo por comprobar, por ejemplo cómo estaba el británico David Millar (Saunier) en su regreso a la competición después de un castigo, por dopaje, de dos años, y también el estado del campeón mundial Michael Rogers, por ejemplo.

Rogers solo fue sexto, el italiano Paolo Savoldelli, que arrasó en los prólogos de Vuelta a Romandía y Giro de Italia, cedió 8 segundos y Millar, muy observado, se conformó con la decimoséptima plaza, a 14 segundos.

Peor le fue a Bobby Julich (CSC), imparable en el prólogo de la Dauphiné, que obtuvo el puesto 29. Fueron los detalles que ayudaron a olvidar la pesadilla del día anterior y que impulsan a una carrera que pretende que la moral le gane la partida al espectáculo a cualquier precio.

El animador del primer asalto del Tour fue el alemán Sebastian Lang, del Gerolsteiner, que se hizo ilusiones en cabeza con un tiempo de 8.21, superando, entre otros, al ex campeón mundial contrarreloj Sergei Hochar (8.27) y a uno de los grandes favoritos, el italiano Paolo Savoldelli.

El primer vencedor llegó de la fría noruega, aunque Hushovd, que ya tiene tres triunfos en el Tour, 5 en la temporada y 40 desde su debut profesional e 1999, ya conocía el dulce sabor del podio de la Grande Boucle. Ganó sendas etapas en 2004 (Quimper) y 2002 (Bour en Bresse).

Hushovd saldrá de amarillo en la primera etapa y dispuesto a «guardar el maillot a toda costa por el interés del equipo». Hincapie, sin desventaja alguna le sigue al acecho y Zabrsikie es tercero a 4 segundos. El campeón mundial, el belga Tom Boonen, sabe que una victoria al esprint le pondría líder, ya que tiene al noruego a solo 11 segundos. «El Quick Step será un duro enemigo», vaticinó, acertado, el primer vencedor del Tour 2006.

El Tour se sobrepuso al colapso, la respuesta del público fue la de siempre en un país que ama el ciclismo a pesar de los escándalos. La carrera fue una fiesta. Algún cartel decía: «El ciclismo ha muerto, Viva el Tour». Sin las grandes estrellas, el cielo también puede ser hermoso. El Tour no sale aún de Estrasburgo, ya que la primera etapa tendrá la salida y la llegada en la capital de Alsacia. El recorrido consta de 184,5 km y pisará durante 40 kms suelo alemán. La primera oportunidad para los velocistas.