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Mitch Phillips|BERLIN
Italia y Francia buscarán la gloria en Berlín. El planeta aguarda a su nuevo campeón. Ambas selecciones han alcanzado la gran final basándose en la solidez de sus equipos. El bloque está por encima de todo. No obstante, el último partido del silo plantea tambié seis duelos individuales que podrían ser la clave. Exactamente lo que la final de una Copa del Mundo debería ser: un excelente defensor y capitán haciendo todo lo posible por encerrar al delantero más talentoso del campeonato, quien necesitará usar todas sus habilidades para encontrar la manera de superarlo.

Cannavaro ha estado inmenso, liderando con el ejemplo y organizando una defensa que sufrió solo un gol. Su lectura del juego, anticipación y ritmo se destacan en su trabajo, su vasta experiencia lo ayuda a mantenerse calmo incluso en los intercambios más arduos, mientras que su condición atlética lleva a que raramente sea derrotado en pelotas altas, a pesar de medir solamente 1,75 metros. Cannavaro enfrenta a su última prueba en su participación número 100 con los colores de su selección ante la brillantez de Henry, quien convirtió el gol del triunfo ante Brasil en cuartos de final y le cometieron el penal con el que Francia derrotó a Portugal en la semifinal.

El ritmo de Thierry Henry, su toque delicado y su visión lo distinguen como un delantero especial y la pelea por un mínimo de espacio en el área será absorbente. El duelo entre el creador con estilo y el destructor dedicado. Zidane mejoró en cada ronda y ahora está dominando la cancha con casi la misma majestuosidad y superioridad arrogante que demostró al conducir a Francia al título en 1998.