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No entra en los planes del Atlético. El Mallorca lo quiere en nómina y el futbolista quiere volver. Ante este evidente tratado de intenciones, el resultado de la ecuación es previsible, pero el regreso a casa de Ariel Ibagaza será laborioso. Ayer se escribió el primer episodio de una negociación en la que todas las partes tomaron posiciones. De entrada, el primer encuentro entre Nando Pons, Pedro Terrassa y los abogados del futbolista argentino -en las oficinas del Ono Estadi- evidenció que existe una gran distancia en un asunto esencial: la duración del contrato.

Los representantes de Ariel Ibagaza reclaman tres años y unas condiciones prácticamente idénticas a las que suscribió al final de la temporada pasada con el Atlético de Madrid. El Mallorca se niega en rotundo. Ofrece dos temporadas y además la segunda estaría condicionada al rendimiento que hubiera ofrecido el futbolista. Ahora mismo, este es el principal punto de desencuentro, aunque los responsables del club también estiman inasumible el salario del jugador, que supera ligeramente el millón de euros (libre de impuestos) por temporada.

Aparentemente, el fichaje de Ibagaza es una misión imposible, pero el Mallorca sabe que tiene opciones. Muchas opciones. La voluntad del jugador de regresar al equipo donde ha ofrecido su mejor versión puede marcar el proceso. Además, Gregorio Manzano tiene una fe ciega en el futbolista y el presidente Grande parece dispuesto a realizar un nuevo esfuerzo para satisfacer a su entrenador. La secretaría técnica también avala su llegada.