Don Juan Carlos es saludado por el mallorquín Rudy Fernández durante la recepción de los Reyes. Foto: M. A. CAÑELLAS

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Fernando Fernández|MADRID
Después de un largo viaje y las pertinentes celebraciones, llegaba el momento de recibir las felicitaciones de las altas instancias del Estado. Polémicas al margen por el orden de recepción, ya que el Partido Popular criticó que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, felicitara a los jugadores de la selección española de baloncesto antes que el Rey, La Moncloa fue la primera parada de la expedición. Allí, Zapatero se dejó llevar por el entusiasmo de estar ante los campeones del mundo y por su pasión por este deporte, que practica habitualmente, y no dudo en retar a los jugadores «para echar unas canastas». El capitán del equipo, Carlos Jiménez, le regaló una camiseta de la selección firmada por todos mientras que «Pepu» Hernández, le hizo entrega de un balón dorado, que Zapatero no pudo por menos que botar en repetidas ocasiones. Jaime Lissavetzky le hizo saber a Zapatero que tenía casi un clon en Roberto Hernández, jefe de prensa de la FEB y especializado en imitaciones del presidente.

El Palacio Real era la siguiente escala. Más rígido el protocolo y mayor expectación mediática en la Sala de las Columnas, donde comparecieron en primer lugar los Reyes y los Príncipes de Asturias. Don Juan Carlos se sorprendió por el elevado número de medios acreditados. «Sois pocos hoy, ¿no?», comentó a la prensa presente antes de saludar uno a uno a los miembros de la expedición. En el rostro de Rudy Fernández se adivinaba la emoción del momento y no le quitó ojo al monarca antes de estrechar las manos de doña Sofía, don Felipe y doña Letizia. Una sonrisa que denotaba nerviosismo -normal en estos casos- le llevó a posar junto al resto de sus compañeros para la foto de familia.

Antes, el Rey pidió disculpas en nombre de la Familia Real por no haber podido asistir a Saitama (Japón) para presenciar la final y el gran éxito del baloncesto español. El Rey agradeció «su actuación» y lamentó «no haber podido estar en Japón debido a otras obligaciones previas», aunque les confesó que «toda la familia había visto por televisión, vibrando, sus partidos», ante la sonrisa cómplice de jugadores, técnicos y directivos, encabezados por el presidente de la Federación Española, José Luis Sáez. El capitán de la selección, Carlos Jiménez, y su entrenador, «Pepu» Hernández, a quien se dirigió especialmente el Rey para felicitarle y consolarle tras la muerte de su padre, tal y como hicieron con el presidente del Gobierno, hicieron entrega a don Juan Carlos de una elástica del equipo, con el dorsal número 4 (Pau Gasol) firmada por todos ellos y de un balón dorado que el monarca pasó al secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, que junto a la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, arropó a «Pepu», Rudy y compañía.