Gregorio Manzano observa las evoluciones de un reciente entrenamiento en la Ciudad Deportiva Antonio Asensio. Foto: MONSERRAT

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El Mallorca pondrá hoy sobre la mesa la credibilidad de su nuevo proyecto. Recuperar la sonrisa o llenar el vestuario de incertidumbre. Una vez roto el hielo del torneo y superado el trauma inicial de los estrenos y las bienvenidas, el cuadro balear se adentra en una fase ideal para definir su tendencia clasificatoria y coger un impulso que ahora mismo se cotiza a un precio altísimo. En esta ocasión, el rival será el Zaragoza más ambicioso de los últimos tiempos. Toda una prueba de supervivencia (La Romareda, PPV, 20 horas).

El de hoy en la capital aragonesa será seguramente el test más exigente que ha tenido que superar hasta ahora el grupo de Manzano. La formación que gestiona el técnico de Bailén ha saldado con un balance idéntico los dos exámenes a los que ha sido sometido y aunque en ambos gozó de la posibilidad de aprobar con nota, no le quedó más remedio que conformarse con un suficiente apurado. Sin embargo, el encuentro de La Romareda parece diferente.

Para salir reforzado del campamento maño es obligatorio ofrecer algo más de lo expuesto hasta ahora y cuidar muy bien cada uno de los detalles que pueden desequilibrar un partido. Y está por ver si el Mallorca cuenta con madurez como para conseguirlo. El equipo no tiene mala pinta, pero necesita superar la barrera de los resultados para obtener la autoestima que ahora le falta. Su capacidad defensiva es notable y sus recursos del centro del campo hacia adelante son ilimitados, pero sigue adoleciendo de una falta de pegada que puede pasarle factura si se sigue alargando en el calendario.