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Jorge Lorenzo escribió ayer otra página para la historia. Veinticinco años después de que Anton Mang dominara con su kawasaki la cilindrada de los 250 c.c., el piloto mallorquín igualó el récord del alemán al sumar su décima «pole position» del curso. El deportista balear se ha fijado como principal objetivo alzarse con el título de campeón del mundo y en su trayecto está pulverizando otras marcas. Jorge Lorenzo no esconde que le cuesta que la Aprilia funcione bien, pero a base de trabajo está consiguiendo rodar muy rápido en todos los circuitos. Uno de los ejemplos es el que se ha vivido en Motegi. Al piloto mallorquín no le resultó sencillo sentirse cómodo sobre su motocicleta, aunque logró realizar el recorrido en 1.51.374, lo que significa además establecer el nuevo récord del circuito, ya que el anterior estaba en posesión de Hiroshi Aoyama (1.51.843).

Lo más positivo de esta marca es poder comenzar la carrera, que se ha disputado esta madrugada, desde la primera posición. Las diez poles que ha logrado Jorge Lorenzo esta temporada evidencia que es el piloto más rápido de la categoría, y haber alcanzado la gesta de Mang que es el gran dominador de la cilindrada. Y es que el mallorquín comenzó muy fuerte desde el comienzo. El Jerez, en la prueba inaugural del Mundial, logró la pole y se alzó con la victoria en la carrera. Éxito que repitió en la segunda prueba disputada en Qatar. Después de haber logrado su tercera pole en la tercera prueba, en el Gran Premio de Turquía, llegó su crisis. No pudo terminar ésta carrera y en las dos siguientes firmó unos entrenamientos modestos y firmó una cuarta posición en el Gran Premio de China y abandonó en Francia.

Al llegar el Campeonato del Mundo a Italia todo volvió a enderezarse. Jorge Lorenzo lograba en tierras transalpinas su cuarta pole y al día siguiente se alzaba con su tercera victoria de la temporada. En Catalunya, un circuito que no se le da bien, pasó por apuros en los entrenamientos, pero en carrera logró la segunda plaza. Este segundo puesto le dio alas al mallorquín, que desde entonces ha firmado un auténtico monólogo. Llegaba la octava carrera de la temporada, el Gran Premio de Holanda, donde Jorge Lorenzo se hizo con la doble corona: pole y victoria. Repitió poco después en el Gran Premio de Gran Bretaña y parecía que podía firmar un triplete, pero en Alemania tuvo que contentarse con la pole y la tercera plaza en la carrera.