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El Mallorca de Manzano sobrevuela el campeonato a velocidad de crucero. Ocho jornadas después del despegue, el conjunto balear sigue ganando altura y parece haber escogido la ruta correcta. La última victoria frente al Betis en el Ruiz de Lopera (0-1) le ha colocado ya en la mitad superior de la tabla y su horizonte ha vuelto a ampliarse en un momento clave. El próximo fin de semana visita la Isla el Atlético de Madrid y un nuevo triunfo dejaría a los rojillos a las puertas del cielo, además de reforzar la credibilidad de un proyecto que pese a las dudas lucía a su nacimiento, no deja de generar optimismo mientras se desarrolla. El gol de Bosko Jankovic en Sevilla ha encendido las luces que se apagaron tras el empate frente a la Real Sociedad, pero el trampolín del Mallorca y su principal seña de identidad es la fortaleza defensiva que ha ido adquiriendo bajo la batuta deprofesor Manzano. El técnico jienense se había marcado el objetivo de cerrar la puerta para que el equipo se hiciera fuerte poco a poco y de momento, lo ha conseguido. El paso siguiente es trasladar esa mejoría al ataque y darle brillo a su juego, muy gris aún de cara al gran público.

El cuadro balear lleva practicamente un mes sin recibir un gol en el torneo doméstico y ha rescatado unas cifras que se estaban oxidando en el cajón de las estadísticas. El último futbolista capaz de agujerear la portería de Toni Prats fue el uruguayo Diego Forlán, que lo hizo por partido doble el pasado día 1 de octubre, coincidiendo con la visita del Villarreal al ONO Estadi. Desde entonces, el Mallorca ha acumulado 246 minutos con su marco intacto y sólo Gabilondo pudo batirlo en el partido de Copa del Rey del pasado miércoles. No se trata de unos números demasiado habituales en la historia más reciente del mallorquinismo. El conjunto insular había sido incapaz de hilvanar tres partidos imbatido desde la anterior etapa de Manzano en el club, en la que llegó a conectar cuatro. Fue concretamente entre la cuarta y la séptima jornada de la temporada 2002-03. El Mallorca había perdido los tres primeros encuentros de forma consecutiva y justo después sumó siete victorias seguidas. Pasó por San Mamés como un ciclón (0-2) y a continuación dio buena cuenta de Espanyol (2-0), Betis (0-1) y Osasuna (2-0), a los que maniató por completo gracias a una zaga de granito.


Al igual que todos sus grandes éxitos, la mejor serie defensiva del Mallorca en toda su historia se encuadra también en la última década. Y es que a lo largo de la campaña 1999-00 el plantel rojillo llegó a mantener su portería a cero en cinco capítulos del campeonato de Liga. De la mano de Fernando Vázquez, los bermellones resistieron al acoso de Barcelona (0-3), Alavés (2-0), Oviedo (0-0), Betis (4-0) y Sevilla (0-4) y dibujaron una trayectoria ascendente que les permitió acabar el campeonato en la zona más cómoda de la tabla. Pero más allá de los números, el Mallorca ha empezado también a transmitir buenas sensaciones. Su juego madura lentamente y hasta la fecha resulta poco vistoso, pero tiene a su favor otros factores que normalmente le eran esquivos, como la efectividad o, en momentos determinados, la suerte. En menos de un año, la escuadra insular ha pasado de sufrir en sus carnes la cara más amarga del fútbol a tener el viento de su parte. Y su rendimiento lo está agradeciendo.