Ronaldinho es escoltado a su llegada a Son Sant Joan. Foto: T.A.

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Miquel Alzamora
El primer gran duelo de la temporada, elevado ya a la categoría de «clásico», emerge esta tarde con fuerza en el ONO Estadi (19:00 h). Mallorca y Barcelona polarizarán la atención mediática en esa franja horaria. La Liga mirará a Palma con toda la máxima atención. Dos dudas marcan la previa del partido. Saber si el Mallorca será capaz de marcar y conocer cómo reacciona el once de Rijkaard a la última plaga de bajas que invade el vestuario.

Pero por encima de todo hoy se vivirá un duelo fraticida entre dos equipos con un perfil futbolístico que apuesta por el ataque, aunque como demuestra la clasificación, con resultados finales diametralmente diferentes. Estas últimas temporadas el Mallorca ha dado su brazo a torcer frente al cuadro azulgrana. La última victoria balear está localizada en la temporada 2000/2001. A partir de ahí, el conjunto bermellón empató a cero la temporada siguiente y perdió las próximas cuatro. (0-4), (1-3), (1-3) y (0-3). Un bagaje nada alagüeño aunque, como se encargan de recordar los protagonistas ante ciertas estadísticas, «cada partido es una historia».

Motivación extra
El partido de esta tarde tiene todos los ingredientes necesarios para dotarlo de una espectacularidad que sólo se transmite cuando uno de los dos grandes viene a Palma. Aunque el precio de las entradas es prohibitivo, hoy habrá una gran afluencia de público en las gradas. Sobre el césped, los jugadores del Mallorca comparecerán con una motivación extra y que sólo se da en choques como el de hoy. Tal vez este grado extra de motivación será clave para intentar romper la sequía goleadora que exhibe el equipo balear en estos diez primeros partidos del campeonato. El Barça es el equipo máximo realizador de la categoría con 23 goles y tiene sólo nueve en contra. No muchos más que el Mallorca que tiene sólo cinco y es el menos goleado de Primera. Medirán su fuerzas una delantera con especial capacidad finalizadora y una defensa práctica y casi imbatible, al menos en esta primera parte de la temporada. Los de Frank Rijkaard cuentan sus partidos como visitante con victorias o empates esta temporada, a excepción de uno, el que jugó en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid y que acabó con victoria madridista por dos goles a cero. El resto los ha saldado positivamente. Ganó en Vigo (2-3), en Santander (0-3), contra el Athletic (1-3) y empató a uno en Riazor ante el Deportivo. Sin embargo, el Barcelona que esta tarde comparecerá ante el Real Mallorca es uno de los equipos más debilitados de estos últimos partidos. Las bajas han comparecido en forma de plaga en el vestuario azulgrana y eso tiene que aprovecharlo el equipo de Gregorio Manzano. No es cuestión de relajarse ni de perder el respeto, pero un equipo donde baluartes de la talla de Etoo, Messi y Saviola han caído uno tras otro no sólo dejan mermado el potencial del grupo, sino que las dudas pueden empezar a surgir si el rival actúa con descaro.

Sin embargo, el principal problema de los mallorquinistas no es tanto el rival -aunque éste tenga a Ronaldinho en el once- sino el tener acierto en las ocasiones que puedan llegar a producirse. En Getafe se fallaron acciones claras de gol y ahí estuvo la clave de la derrota. Dar idéntica ventaja a un equipo como el Barcelona es entregar el partido en el vestuario. Ahí ha trabajado especialmente el Mallorca esta semana, incluso jugadores como Diego Tristán han elaborado un plan de choque para variar el rumbo goleador personal y colectivo. Todos están en deuda con el gol, Maxi, Diego, Víctor Casadesús, todos busca mejorar sus números, aunque posiblemente hoy no todos tengan la oportunidad de hacerlo.

Con la totalidad de la plantilla a disposición del técnico, no es fácil acertar con la idea concreta del entrenador y posiblemente sólo Maxi tenga la opción de actuar desde el minuto uno de partido. El Mallorca afronta un gran partido en Palma, el primer gran clásico del presente curso en el ONO Estadi y esto eclipsa cualquier situación deportiva por buena o mala que esta sea. Estos partidos siempre tienen un punto de sorpresa.