Toni Prats, abatido, el pasado domingo. Foto: MONSERRAT

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M.Alzamora
El peor enemigo del Real Mallorca esta temporada no es ningún rival, ni tampoco ningún árbitro. El peor aliado del equipo de Manzano es el escaso bagaje de puntos que consigue sumar en los partidos que disputa en Palma. En los siete encuentros disputados en el ONO Estadi, el conjunto rojillo sólo ha sumado siete puntos desglosados de la siguiente manera: Tres los consiguió después de vencer al Espanyol (1-0) y los cuatro siguientes los sumó tras empatar ante el Deportivo (0-0), Real Sociedad (0-0), Atlético de Madrid (0-0) y Celta (2-2). En total siete puntos. No es una buena cifra de puntos sumados, aunque no es la peor si tomamos como referencia los últimos diez años del Mallorca en Primera, es decir, desde que consiguió el último ascenso a la máxima categoría del fútbol español. El peor registro está localizado la temporada 04/05, con Benito Floro en el banquillo. Ese año, en los siete primeros partidos disputados en el ONO Estadi, el Mallorca sólo fue capaz de sumar cinco puntos, dos menos que ahora.

Los futbolistas son conscientes de ello y saben que para seguir mirando hacia arriba en la clasificación es necesario variar la línea en casa y no ceder tantos puntos ante ningún rival, pero mucho menos ante equipos de perfil bajo. También sienta mal lo que ocurrió el domingo ya que después de ir ganando por dos goles a cero ante un equipo como el Celta, ceder dos puntos y terminar empatando es ofrecer excesiva ventaja a un equipo que puja por Europa. «Damos una buena imagen y marcamos una línea ascendente, esa es mi opinión», dijo un hombre de la talla de Diego Tristán. «Ante el Celta se nos escaparon dos puntos que no pueden perderse si el propósito es estar arriba. El equipo tiene que seguir mejorando y continuar creciendo. Miramos hacia arriba, peleamos por los puestos altos y para nosotros es bueno», explicó el delantero de La Algaba. «Es una pena perder partidos como el del Celta ya que esto te impide aumentar el número de puntos», insistió Diego Tristán.

Esa temporada resultó muy convulsa para el mallorquinismo. El entrenador valenciano fue despedido y Héctor Cúper tomó de nuevo las riendas del primer equipo. En dos temporadas -la de Floro y la actual- el equipo ha ganado sólo un partido en las siete primeras jornadas. Los malos resultados en casa suponen un contratiempo importante para el equipo a la hora de conseguir los objetivos marcados en el inicio de temporada. Ceder demasiado en casa obliga a ganar fuera y, si bien el Mallorca ha logrado tres victorias a domicilio, Levante (0-1), Betis (0-1) y Tarragona (2-3), no es prudente dejar todo el trabajo pendiente para los encuentros que hay que jugar como visitante. Sin embargo, este extremo no preocupa en exceso al entrenador del Mallorca, Gregorio Manzano. «Son tres puntos fuera y dentro y de lo que se trata es de ir a ganar dentro y fuera», señaló el pasado viernes. No obstante, un déficit de puntos extremo en el ONO Estadi es sinónimo de problemas. Primero porque la afición se acostumbra a no ver ganar a su equipo y segundo porque no siempre es fácil ganar fuera y el conchón de puntos puede empezar a descender considerablemente. En todos los equipos la máxima de hacerse fuertes en su terreno de juego es una condición clave, cuando ésta se rompe es fácil que aumente el nivel de presión y de tensión.