Esta es la cilindrada que planea en el horinzonte del piloto del Yamaha Factory, quien no esconde que «hay que ir paso a paso y aprender en la categoría para poder dar el salto, pero está difícil y tendremos que trabajar mucho», admite el pupilo de Dani Devahide, que volverá a contar con una moto de fábrica y se muestra «satisfecho por la labor del equipo y la factoría para poner a mi disposición una máquina ganadora».
El Mundial de la categoría se presenta como un objetivo ambicioso y, aunque el proyecto se encuentra a un 99% de concretarse, David ya entrena el aspecto físico y el enero volverá a montarse sobre la Yamaha con la que dará la vuelta al planeta en compañía de su hermano Toni, quien formará parte de su círculo de confianza dentro de la singladura que arranca el próximo 24 de febrero en el circuito de Losail (Qatar) y presenta quince mangas con visitas a trazados plagados de historia y con aroma a MotoGP.
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