El Mallorca pretende atajar cuanto antes la hemorragia que amenaza con arruinar su proyecto. Los dirigentes del club bermellón no quieren que vuelvan a repetirse algunas de las escenas que se vivieron el miércoles en el ONO Estadi y tienen previsto aplicar una serie de medidas orientadas a paliar la crisis que se ha iniciado a raíz de los últimos resultados. Entre ellas, existe incluso la posibilidad de que la sociedad anónima isleña castigue con una multa económica la actuación de determinados jugadores, ya que el club entiende que la implicación de la plantilla es básica para sacar la cabeza del agujero.
Uno de los primeros focos de acción de los mandatarios mallorquinistas será el mercado de invierno. Aunque la comisión deportiva del club no era muy partidaria de contratar jugadores de cara a la segunda vuelta del campeonato, las derrotas sufridas frente a Athletic y Deportivo podrían alterar de forma radical los planes previstos. El equipo sigue mostrando lagunas importantes en varias zonas del terreno de juego y los técnicos volverán a peinar el mercado en busca de algo interesante que mejore lo que hay ahora mismo en el vestuario. En este sentido, la prioridad es adquirir los servicios de un delantero centro cualificado que asuma las tareas de finalización y que ayude a solucionar los problemas ofensivos que tanto han lastrado al conjunto de Manzano desde comienzos de temporada.
La idea es incorporar a un punta con un perfil diferente al de los que habitan ahora mismo en la caseta isleña y que a su vez les sirva de complemento. En cualquier caso, las opciones del Mallorca son muy limitadas y da la sensación de que el club tendrá que arriesgarse más de lo deseable. El secretario técnico de la entidad, Nando Pons, se reunió ayer con Gregorio Manzano para abordar el asunto y entre ambos sentaron las bases de lo que podría ser el primer fichaje del año por parte de los baleares.
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