TW
0

Gregorio Manzano ha empezado a aplicar el bisturí en el interior del vestuario mallorquinista. La crisis iniciada a raíz de los últimos resultados ha provocado el primer terremoto del año en la caseta rojilla y ha dado paso a una serie de movimientos inesperados que han acabado con una parte de la rutina que presidía las últimas convocatorias. El técnico jienense ha decidido darle un nuevo aire a su equipo cambiando algunos de sus cromos más habituales y ayer optó por prescindir de Diego Tristán y Guillermo Pereyra, dos hombres que hasta ahora tenían garantizado un hueco en las listas de cada fin de semana. El sevillano y el argentino han sido los grandes damnificados de una racha nefasta y no podrán ayudar al resto de sus compañeros a iniciar la escalada en el Sánchez Pizjuán. La salida de Pereyra es una de las más llamativas de las últimas semanas. El pivote había estado presente en las diecisiete convocatorias anteriores y aunque todavía no se había ganado el rango de titular, era uno de los jugadores más utilizados por Manzano a la hora de taponar el centro del campo. En su caso, la decisión del entrenador resulta especialmente sorprendente, ya que tiene un gran interés en asfixiar al centro del campo sevillista y el argentino es un tipo muy cualificado a la hora de cumplir con esas funciones.

El Guille empezó la temporada a un buen nivel, aunque se ha ido descomponiendo con el paso de las jornadas. Fue titular en los tres primeros compromisos del torneo (ante Recreativo, Deportivo y Zaragoza), pero después desapareció de los apuntes del técnico y le costó casi un mes volver a pisar un terreno de juego. Lo hizo coincidiendo con el desplazamiento a la base de operaciones del Levante y pese a que contribuyó con su trabajo a elaborar un triunfo fundamental (0-1), volvió a quedarse sin la continuidad necesaria para seguir progresando. El técnico no le utilizó un solo minuto en los encuentros ante Real Sociedad, Betis y Atlético de Madrid y en un nuevo cambio de rumbo le recuperó para el once inicial en los cruces ante Getafe, Barcelona y Nàstic de Tarragona, donde el Mallorca logró la última victoria que figura ahora mismo en su casillero. Después salió desde el banquillo frente al Celta y se perdió la visita del Racing, aunque antes había sido titular ante el Osasuna. Últimamente había disputado de forma íntegra los partidos contra el Valencia y el Athletic y tras salir otra vez de la formación en la Copa, verá el encuentro de esta tarde a través de la pequeña pantalla. Angelos Basinas y Jordi López le han adelantado y el argentino tendrá que volver a ganarse el puesto en la ciudad deportiva de Son Bibiloni. Tristán tampoco lo tendrá nada fácil a la hora incrustarse nuevamente en el once inicial. El delantero de La Algaba ha gozado hasta la fecha de la confianza de Gregorio Manzano, pero su falta de acierto ante la portería contraria le ha condenado a un segundo plano en el momento más comprometido del ejercicio.

Diego fue el último jugador en incorporarse al proyecto mallorquinista (llegó con la temporada empezada después de obtener la carta de libertad del Deportivo) y necesitó un plazo de adaptación para ponerse al mismo nivel que sus compañeros, concretamente los tres primeros episodios del torneo. Tuvo que aplazar su debut hasta el partido del Espanyol y desde entonces ha participado en doce de los diecisiete encuentros del campeonato. En ese plazo sólo ha sido titular en cinco de ellos (Real Sociedad, Betis, Gimnàstic, Celta y Racing), pero su cuenta goleadora sigue en blanco y es el único de los atacantes del plantel que ha sido incapaz de aportar un solo tanto a las estadísticas de los baleares. Sus números son inferiores a los de Víctor, Maxi o Arango y pese a que el club apostó muy fuerte por hacerse con sus servicios, el andaluz no ha respondido a las expectativas que había generado.