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La Copa del Rey vuelve a aparecer en el horizonte del Mallorca. La competición favorita del club balear calibrará esta noche el grado de recuperación del conjunto isleño y lo hará sólo un par de días después de su espectacular resurrección liguera. Los hombres de Gregorio Manzano llegan a un episodio fundamental del torneo con la obligación de invertir un resultado nocivo (1-2), pero también con la ilusión de firmar una nueva hazaña que dispararía los niveles de autoestima del grupo a las puertas de uno de los grandes partidos del año (Riazor, PPV, 21.00 horas).

El técnico jienense tiene muy claro el objetivo real del proyecto y ya ha indicado en varias ocasiones que su principal prioridad reside en la Liga, pero la Copa es un torneo demasiado apetecible como para dejarlo escapar antes de tiempo. Con eso perfectamente asumido, el andaluz desplazó ayer a La Coruña a una expedición llena de ausencias en la que también se han colado algunos nombres importantes.

O lo que es mismo, el cuerpo técnico repartirá la carga de minutos de la plantilla y oxigenará el vestuario, pero no renunciará en ningún caso a la remontada. El propio Manzano, que confía mucho en ese plus de motivación que arrastran los teóricos suplentes, podría incluso afilar la alineación variando su dibujo habitual, ya que si el equipo pretende sacar el billete hacia los cuartos de final está obligado a marcar un mínimo de dos goles.