Miquel Alzamora
El 26 de febrero de 2006 -dentro de un mes hará un año- el Real Madrid visitó Palma con motivo del partido de vuelta de la temporada 2005/2006. El equipo blanco llegaba tocado deportivamente y en Son Moix confirmó todos sus males deportivos. El marcador fue de dos goles a uno y la imagen que dejó el equipo «galáctico» fue la de un puñado de jugadores comiendo pipas en el banquillo a los que ni les iba ni venía el partido y una celebración, la del gol de Sergio Ramos, que no celebró ni él mismo. Mientras en el césped el Madrid exhibía millones de euros ridiculizados por una plantilla que pocas veces está a la altura, en el palco el «jefe», Florentino Pérez observaba como su sueño de construir un equipo imbatible se desvanecía. Al levantarse de su asiento tomó una decisión tan polémica como perjudicial para la estabilidad del club: marcharse. La entidad de Chamartín no ha levantado cabeza desde entonces, los futbolistas siguen a lo suyo, el actual presidente, Ramón Calderón, ha perdido la confianza de la caseta y del entorno y Capello intenta limpiar el vestuario y tomar medidas desesperadas que intenten que el equipo no pierda la estela de Barcelona y Sevilla.
Fútbol/Real Mallorca
El Mallorca amenaza de nuevo a la galaxia blanca
El equipo balear desencadenó el año pasado, con su victoria ante el conjunto madridista, la salida de Florentino Pérez
21/01/07 0:00
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