En un día propicio para alzar la vista, con el Madrid más famélico de los últimos años y un estadio entregado, el Mallorca volvió a agachar la cabeza. El grupo de Manzano estropeó un partido aseado por su incomparecencia ofensiva. Aportó lucha, entrega, minutos de lujo de Ibagaza en el primer acto, pero se olvidó de lo más importante. De mirar al portero rival. Un disparo tímido de Jonás en el primer acto fue su única aportación ofensiva.
El Real Madrid, al más puro estilo Capello, con más músculo que talento, sacó petróleo de una falta de Reyes en los estertores de la cita. El tanto del sevillano condenó a un Mallorca sin dientes que entrega la peor tarjeta de su historia como local en una primera vuelta -no gana aquí desde el 24 de septiembre- y con la amenaza del descenso pisándole los talones (0-1).
El Mallorca dominó en el primer cuarto de hora y descubrió flaquezas en la defensa de su rival. Con presencia en las bandas y un Ibagaza magistral. En corto y en largo, El Caño puso en marcha a su equipo y filmó los mejores minutos del duelo. Cada aparición del argentino se convertía en una bendición para el espectáculo. Lástima que su reparto de cartas no sirviera para nada. Maxi es incapaz de generar una ocasión por sí solo.
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