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Fernando Fernández
A tres semanas para que el pelotón vuelva a hacer suyo el ancho de la calzada, la XVI Challenge Illes Balears-Vuelta a Mallorca puede presumir de tener en nómina a un cartel que no tiene nada que envidiar a algunas de las grandes del calendario internacional. La primera prueba europea de ruta supone una pista de pruebas ideal para los principales equipos del planeta. La Isla será cuartel general entre los días 11 y 15 de febrero para once escuadras ProTour y nueve de rango Continental y Profesional que completarán la lista de inscritos que la organización, a cargo una vez más de Unisport Consulting, espera poder cerrar en cuestión de días. Lo que sí está perfilado es el rutómetro.

Pocas novedades y algunos kilómetros más en cada jornada para la entrega de 2007, en la que el Passeig Marítim (11 de febrero) volverá a marcar una fita especial para un deporte que inicia un nuevo ciclo tras un 2006 marcado por los escándalos de dopaje (Operación Puerto, Caso Landis...), la retirada de algunos patrocinadores, la consagración de Óscar Pereiro, que espera poder estrenar su condición de campeón del Tour en la Challenge, y la pérdida del recientemente desaparecido Isaac Gálvez, ganador de dos etapas en la pasada edición de la ronda insular.

La carrera llega en vísperas del Mundial de pista y con ilusiones renovadas para el deporte del pedal. El pelotón quiere pasar página y Mallorca es el escenario ideal. Tras el paseo por la fachada marítima de Ciutat, destinado a un esprint masivo, y que servirá de tributo a Gálvez, Cala Millor y Cala Bona serán los dos puntos de encuentro para los corredores en la primera etapa en línea (lunes 12). La tercera etapa regresa a Pollença (martes 13) y ratifica al Mirador d'es Colomer (2ª) como final en alto y ascensión decisiva para la general.